Los avatares de la llamada narcoguerra y los desmanes de los sicarios del narcotráfico no dejan de provocar diaria estupefacción en México. Ayer fue en Monterrey, la gran capital industrial del norte y tercera ciudad del país, donde medio centenar de hombres encapuchados y armados hasta los dientes bloquearon las avenidas más céntricas para asaltar dos hoteles y secuestrar a seis hombres y una mujer estadounidense en medio de gritos, golpes y disparos.

Los asaltantes, que se movían en una docena de furgonetas de modelo reciente, se hicieron primero con varios camiones de reparto y de basura, así como con una grúa, que atravesaron en las avenidas para evitar la llegada de la policía y el Ejército. Pero no se trató solo de uno de los llamados narcobloqueos, con los que los narcos han mostrado últimamente su poder para desquiciar el tráfico.

Los pistoleros irrumpieron en el Hotel Misión, de donde se llevaron a un huésped, y asaltaron el Holiday Inn, donde sometieron con violencia a varios guardias y empleados, y raptaron a seis personas, cuatro de ellas huéspedes.