La brutal temporada de huracanes del Atlántico no ceja. Tras la devastación provocada por 'Harvey', 'Irma' y 'María' a lo largo y ancho del Caribe y en el sur de Estados Unidos ahora 'Nate' se ha cebado con Centroamérica. Aunque pasó por la región como tormenta tropical, con sus torrenciales lluvias ha asolado y aislado comunidades provocando inundaciones y corrimientos de tierra, ha obligado a la evacuación de miles de personas y ha dejado al menos 30 muertos: 16 en Nicaragua, 10 en Costa Rica (donde además hay al menos 30 desaprecidos y el Gobierno ha pedido ayuda internacional), dos en Honduras y otros dos en El Salvador.

Convertido luego en huracán de categoría 1, 'Nate' tocó tierra dos veces en Estados Unidos, la noche del sábado en Louisiana y la madrugada del domingo en Mississippi. Pero en su avance extremadamente rápido se ha ido debilitando y perdiendo fuerza en su recorrido hacia el interior y el norte. En unas horas, los vientos han pasado de superar los 136 kilómetros por hora a poco más de 56, llevando al Centro Nacional de Huracanes de EEUU a rebajar su categoría dos veces hasta la de depresión tropical.

Aunque persisten los riesgos de inundaciones en el interior, el peligro de crecidas en la costa se da por superado y en localidades como Gulfport (Mississipi) las autoridades auguran que los "daños serán mínimos". El impacto, en definitiva, ha sido menor de lo que se anticipaba, unas previsiones que llevaron a los gobernadores de Alabama, Florida, Luisiana y Mississippi a declarar estados de emergencia. También el presidente, Donald Trump, criticado por su respuesta a la desolación que María ha dejado en Puerto Rico, ha dictado declaraciones de emergencia para los cuatro estados, ordenando que se preste asistencia federal.

El primero desde 'Katrina'

La tormenta, el cuarto huracán que golpea EEUU en seis semanas, llegaba a la región con una importante carga emocional. Es la primera vez -desde que en 2005 'Katrina' devastó Nueva Orleans y la costa estadounidense del golfo de México- que un huracán volvía a tocar tierra en Biloxi, Mississipi. Y vecinas como Destiny Moran expresaban su ansiedad. "Es como un estrés post-traumático", le decía a 'The New York Times' la joven empleada de un casino de la ciudad, donde 'Katrina' (que se cobró más de 1.800 vidas y acabó pasando una factura económica de más de 160.000 millones de dólares) destrozó una cuarta parte de las estructuras.

Esta vez 'Nate' ha perdonado a Nueva Orleans y al pasar al este de la ciudad no ha puesto a prueba sus reforzados sistemas contra huracanes. Incluso el alcalde levantó en solo una hora el toque de queda que había impuesto para el sábado por la noche. La vida en el Golfo, no obstante, se ha visto alterada. Se han cerrado los puertos y prácticamente todas las plataformas de petróleo y gas, reduciendo la producción diaria en un 92% y un 77% respectivamente, un impacto tres veces mayor que el que tuvo 'Harvey', el huracán más potente que a finales de agosto golpeó durante varios días Tejas y provocó al menos 76 muertos.