La Casa Blanca no iba a dejar ayer que nada empañara la histórica jornada en que la reforma sanitaria se convirtió en ley, menos aún un asunto de política exterior que desde que Barack Obama llegó a la Casa Blanca, y especialmente en los últimos días, ha dado más de un quebradero de cabeza a su Administración: la tensión con Israel. El presidente recibió al primer ministro, Binyamín Netanyahu, pero lo hizo en un encuentro privado y cerrado a la prensa.

Tanto ese gesto, como el hecho de que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reuniera el día anterior con Netanyahu también en privado señalan que lo que Washington ha tratado de reducir a un "desencuentro" en vez de "crisis" sigue siendo el punto más bajo en la relación en mucho tiempo.

SIN CONCESIONES Pero Netanyahu no ha viajado a EEUU con intención de hacer ninguna concesión. El lunes, como invitado estrella de la reunión anual que el lobi judío AIPAC celebraba en Washington, ofreció un discurso contundente, incluso desafiante, hacia la postura de Obama, que le ha solicitado la congelación de la construcción de asentamientos y apuesta por las conversaciones "de proximidad" entre palestinos e israelís.

Netanyahu abogó por sentarse "cara a cara" con el presidente Mahmud Abbás y planteó "un Estado palestino desmilitarizado que reconozca el Estado de Israel". Aseguró que "el intento de muchos de describir a los judíos como colonialistas extranjeros en su propia tierra es una de las grandes mentiras de los tiempos modernos" y proclamó que "todo el mundo sabe" que barrios como Ramat Shlomo "serán parte de Israel en cualquier acuerdo de paz, por lo que construir en ellos no elimina de ninguna forma la posibilidad de una solución con dos estados".

DISCURSO APLAUDIDO Su discurso fue aplaudido no solo por los miembros del lobi, sino por los más de dos centenares de políticos, diplomáticos y miembros de actuales y antiguas administraciones presentes en la cena. La generosa representación del Congreso deja en evidencia el poder y la influencia del principal lobi judío en Washington, y explica también que, ayer, en su visita al Congreso antes de reunirse con Obama, Netanyahu fuera recibido calurosamente, con mucho más entusiasmo que en la Casa Blanca.

Fueron los congresistas quienes ayer le dieron el altavoz que Obama, Biden y Clinton querían evitar. "No debemos quedar atrapados por una demanda ilógica e irrazonable", dijo Netanyahu durante un encuentro con Nancy Pelosi y otros líderes del Congreso. "Eso podría retrasar las negociaciones un año más". ¿Análisis o amenaza?