Las últimas encuestas publicadas en Israel vaticinan que la coalición Kahol Lavan (Azul y Blanco), la principal rival del primer ministro israelí en funciones, Binyamin Netanyahu, ganará las elecciones generales del próximo 17 de septiembre por un margen muy estrecho. Netanyahu lucha para revertir los sondeos y se ha lanzado en tromba a la campaña electoral para lograr el apoyo de los votantes de derecha y ultraderecha.

Bibi, como se le conoce en Israel, busca votos debajo de las piedras y ayer acudió a unas muy antiguas y delicadas, las de la ciudad de Hebrón, en el territorio palestino ocupado de Cisjordania, donde menos de un millar de colonos judíos, protegidos por el Ejército israelí, hacen la vida imposible a los palestinos del casco antiguo.

«Hebron nunca estará libre de judíos. No somos extraños en Hebrón. Estaremos aquí para siempre», aseguró Netanyahu en la ceremonia de conmemoración del 90 aniversario de la masacre de 67 judíos allí durante la revuelta árabe de 1929.

«No hemos venido a desposeer a nadie, pero nadie nos va a desposeer a nosotros tampoco», añadió en medio de aplausos fervorosos de unos centenares de invitados que le han escuchado bajo una carpa blanca colocada junto al edificio de la Tumba de los Patriarcas, dividido en sinagoga y mezquita.

El mandatario hizo historia convirtiéndose en el primer jefe del Gobierno israelí que pronuncia un discurso en Hebrón y el primero que asiste a los actos en recuerdo de la matanza, explicada con detalle en un vídeo.

La ultraderecha aplaudió este gesto insólito, aunque muchos esperaban que anunciara algo más contundente, como la construcción de viviendas en colonias de la zona o la extensión de la soberanía israelí a Hebrón.

Hace unos días, Netanyahu señaló que el Gobierno extendería «la soberanía judía» sobre las colonias de Cisjordania, pero ayer ni lo mencionó. Tampoco se refirió a un plan de construcción en el mercado de la ciudad vieja de Hebrón que piden a gritos los colonos y los ultras.

ZONA FANTASMA / El mercado es una zona fantasma donde hasta 1994 se concentraba la vida de los palestinos, que ahora no pueden acceder a ella. Antes de 1929, muchos judíos tenían propiedades. «Mis bisabuelos estaban aquí durante la masacre y mis tatarabuelos eran de aquí, nunca nos vamos a ir», aseveró con vehemencia Rebeca, nacida en Hebrón y asistente a la ceremonia. «La presencia de Netanyahu aquí tiene 3.500 años», subrayó, desestimando las críticas de los que consideran que Netanyahu ha acudido a Hebrón solo para arrancar unos votos.

Eso es lo que piensa Sarah, que en la visita del mandatario ve «una acción claramente política», auque considera que «como primer ministro ha hecho mucho por nosotros». «No te voy a decir si voy a votarle», añadió esta mujer que llegó a Hebrón tras la guerra de los Seis Días, en 1967, cuando Israel ocupó Gaza, Cisjordania y Jerusalén este, entre otros territorios.

Para los palestinos de Hebrón, la visita de Netanyahu fue «una provocación». «Nos han usado como material para la campaña electoral», opinó Issa Amro, de la oegené Jóvenes contra los Asentamientos.