Mohammed lleva grabados en su cuerpo y en su memoria losataques que ha sufrido. Su pecho está salpicado de cicatrices, cosa que le recuerda que los talibanes lo tienen en el punto de mira. A falta de esperanza, va a confiar a sus dos hijos a unos traficantes afganos que supuestamente van a enviarles a Europa.

Europa no había visto nunca una afluencia tal de jóvenes afganos en solitario, hecho que alimenta la crisis de la inmigración que vive Europa. Sin embargo, pactar con los traficantes una plaza para llegar a Europa no logra salvar a la mayoría de estos jóvenes de los peligros que les acechan por el camino. Fácilmente, estos chicos pueden caer en las garras de los traficantes de seres humanos o en las de los depredadores sexuales.

Las advertencias no son suficientes para conseguir disuadir a Mohammed. "Los niños tienen derecho a vivir en un país en el que no hay asesinatos ni ataques a diario", asegura. Mohammed decidió el año pasado enviar a dos de sus ocho hijos, de edades comprendidas entre 14 y 17 años, a Alemania mediante la ayuda de los contrabandistas.

MOTIVOS LABORALES

Como fiscal de la volátil provincia de Ghazni (al sur de Kabul), Mohammed ha enviado a decenas de talibanes a prisión, convirtiéndose en un objetivo primordial y claro para los insurgentes. Ha sobrevivido a dos ataques con granadas y ha recibido varias cartas de amenazas de los talibanes selladas con su emblema. "La próxima vez, te vamos a matar", asegura que le escribieron los rebeldes en una de estas misivas.

Esta carta no es la única que ha llevado a Mohammed a confiar en las mafias para sacar a sus hijos del país. En otra, los servicios de inteligencia afganos le advirtieron del riesgo que corría de ser secuestrado él y su familia. El riesgo se ha amplificado por la fuga de cientos de presuntos combatientes de la prisión de Ghazni por un comando talibán el año pasado.

"Incluso si Europa cierra sus fronteras y mis hijos se encuentran en tierra de nadie, allí estarán aún más seguros que en Afganistán", insiste Mohammed, que no quiere dar su apellido. "En el camino, pueden morir, pero si se quedan, morirán", sentencia el padre de familia.

PELIGROS INTERMINABLES

El calvario de Mohammed plasma las opciones atroces a las que se enfrentan cada vez más civiles afganos. Víctimas del conflicto entre las fuerzas gubernamentales y la rebelión talibán, miles de afganos se enfrentan a diario a sus peores temores tratando con contrabandistas que prometen felicidad a cambio de todos los ahorros de los ciudadanos.

El reciente acuerdo entre la UE y Turquía que supuestamente ha puesto fin a la afluencia de inmigrantes a Europa no les disuade."Que los padres estén dispuestos a enviar a sus hijos a través de rutas inimaginablemente peligrosas, arriesgándose a que sus hijos mueran es suficiente para preguntarse qué les impulsa a exponerlos a los peligros del camino", explica Sarah Crowe, de UNICEF.

En los registros de menores no acompañados que llegan a Europa, los afganos ocupan el primer lugar, mientras que los sirios lideran las solicitudes de asilo para adultos. Suecia parece particularmente atractiva, y es que ya recibió alrededor de 24.000 menores afganos durante el año pasado.

Aun y así, tras haber superado los innumerables peligros del camino a Europa, los menores allí no tienen una vida fácil tampoco. "Tengo amigos que llegaron a Alemania. Hablamos por Skype y me dicen que no vaya, que no arriesgue mi vida", asegura Hamid, el hijo de 17 años de Mohammed. "Pero, ¿realmente tenemos opción?", se pregunta.

Hamid ha considerado dos opciones: volar a Turquía y luego llegarAlemania a través de Bulgaria, evitando Grecia, donde miles de migrantes son atrapados, o ir por la ruta más tradicional a través deIrán y Turquía. Por ahora, no ha fijado la fecha de su partida, pero tampoco tardará en hacerlo.

DOCUMENTOS FALSOS

Tras la intensificación de los controles fronterizos, conseguir un visado para Turquía o cualquier otro destino europeo es un reto. Sin embargo, el fenómeno de éxodo de los afganos ha impulsado el negocio de los expertos en falsificación de documentos.

Tras tomar la decisión, Hamid se acerca a una agencia de viajes en Kabul. En voz bajo, Hamid le pregunta cuánto le costaría un visado para Turquía."Para los hombres que viajan solos es de 6.000 dólares (5.302 euros), y si se viaja en familia es de 4,000 dólares (3.534 euros) cada uno", responde el agente. Una fortuna en un país donde el salario mensual promedio es de alrededor de 100 dólares (88,35 euros).

"Pero, ¿cómo puedo estar seguro de que la visa no es una falsificación?", le insta Hamid al dependiente. "Su visa será 100% auténtica. Usted mismo lo verá cuando llegue al aeropuerto", le responde con irritación el hombre detrás del mostrador.