Mohamed Awamleh, de 14 años, vende legumbres en las calles de Amán 12 horas al día para ayudar a su familia a sobrevivir, pero su sueño es "volver a la escuela". En Jordania unos 33.000 niños y adolescentes trabajan durante largas horas por salarios de miseria. "La vida es dura y cada día se hace más difícil", afirma Mohamed, quien todos los días sueña con "tener una vida normal".

El menor, que abandonó la escuela hace un año, gana menos de cuatro dinares al día (tres euros) como vendedor en el barrio de Sweileh. "Trabajo 12 horas al día porque no tenemos dinero y mi padre está enfermo y necesita medicamentos", explica. Su hermano de 16 años también vende legumbres, pero del mayor, de 23 años, "está en el paro".

Jóvenes sin futuro

En Jordania, un país de casi seis millones de habitantes, el 70% tiene menos de 30 años y entre este grupo el paro se eleva al 14,3% según cifras oficiales y al 25% según estimaciones de organismos independientes.

Entre el 14% y el 31% de los jordanos viven por debajo del umbral de pobreza. La ministra de Desarrollo social, Hala Latuf, afirma que al menos 32.600 niños y adolescentes de edades comprendidas entre cinco y 17 años trabajan "La sociedad espera de ellos que asuman responsabilidades sin tener en cuenta su corta edad", declara también Latuf. "Esos niños sin formación están en peligro. No conocen sus derechos y son explotados", prosigue. En el 2001, el reino lanzó un proyecto nacional para luchar contra el trabajo infantil, financiado en parte por la Agencia Americana para el Desarrollo Internacional. Esta iniciativa intenta rehabilitar miles de niños proporcionándoles una mejor educación, servicios de salud y de alojamiento.

Pero Mohamed Mahmud, de 13 años, está aún lejos de semejantes consideraciones. "No voy al colegio pero soy feliz trabajando porque ayudo a mi familia", explica el adolescente, que pasa más de 10 horas al día en las calles de Jalda (oeste de Amán) para vender bandas dibujadas. "Estoy orgulloso de trabajar porque no soy un mendigo. Tengo dos hermanos pequeños que necesitan comer", añade. Mohamed, que gana unos 90 euros al mes, debe esconderse de los inspectores del Ministerio de Trabajo. "Me complican la vida al intentar impedirme trabajar y me confiscan las bandas" se queja, vestido con unos vaqueros polvorientos y un sombrero de cow-boy.

La legislación fija la edad mínima para trabajar en 16 años, y en 18 la de trabajos peligrosos, concretamente la manipulación de máquinas pesadas en ambientes excesivamente calientes que provocan sueño. El 63% de los niños que trabajan están empleados en la agricultura, la construcción y la reparación de automóviles. El resto en carpinterías, almacenes, talleres de forja y tiendas.

Inflación elevada

Según el Ministerio de Trabajo, los ingresos mensuales son de 80 dinares (113 dólares), cuando el salario mínimo en el reino, con una inflación del 14,9% en el 2008, es de 155 dólares, y será de 211 en el 2009 por decisión gubernamental.

"El problema del trabajo de los niños es preocupante en Jordania", estima la socióloga Issa Masaeweh. "Las familias ponen a sus hijos a trabajar y los patrones tiene todo a su favor porque los explotan".

Mohamed Mashri, analista del Centro de Estudios Estratégicos en la Universidad de Jordania, considera que "el Gobierno no trata seria mente este problema". "Hay que encontrar alternativas para retirar a estos niños de las calles, reducir la pobreza y reformar el sistema educativo", dice.

Según Naciones Unidas, unos 250 millones de niños de edades comprendidas entre los cinco y los 14 años trabajan a tiempo completo o a media jornada en el mundo.