Con indignación han acogido los cientos de miles de egipcios que se concentran en la plaza Tahrir, epicentro de las protestas en El Cairo, el último discurso del presidente, Hosni Mubarak, en el que ha asegurado que no dimitirá pero que no se presentará a la reelección en los comicios del próximo mes de septiembre. "El presidente es muy cabezota, pero nosotros lo somas más. No nos iremos de esta plaza", ha advertido un portavoz de los organizadores de las protestas. "No nos iremos hasta que Mubarak se vaya", gritaba un grupo de hombres que como otros cientos han desafiado el toque de queda y han pasado la noche en la plaza.

"El discurso es inútil. Solo inflama nuesta ira", ha señalado otro manifestante. "Seguiremos protestando", ha prometido otro. Los organizadores de la revuelta ya han empezado a plantear una nueva gran marcha para este viernes, con el objetivo de forzar la dimisión del jefe del Estado. "Si los egipcios nos quedamos en las calles hasta el viernes, probablemente la próxima oferta de Mubarak sea que deja el poder ya", ha augurado el médico Ahmed Khalifa, otro de los reunidos en Tahrir.

El líder de la oposición, Mohamed el Baradei, que el martes instó a Mubarak a dejar el poder antes del viernes, ha calificado de "trampa" el discurso del presidente. A juicio de Baradei, el anuncio de que no optará a la reelección es una "decepción" y ha acusado al jefe del Estado de "no querer escuchar la voz del pueblo". "Quien le ha asesorado le ha dado el consejo equivocado. Lo único que tiene que hacer es renunciar", ha apuntado. "Desafortunadamente, va a extender la agonía del país durante otros seis o siete meses. Hace que la gente se enfade más", va apuntado el Nobel de la Paz.

Riesgo de conflicto

Baradei, que ha sido designado por todos los grupos de la oposición para lidera la transición, ha señalado que lo importante de la revuelta es instaurar la democracia en el país. "No estoy necesariamente interesado en presidir el país. El tema de quién va a gobernar no importa demasiado. Lo realmente importante es que será elegido por los ciudadanos", ha destacado en declaraciones a la cadena NBC.

El Ejército se apunta como factor clave de la revuelta. Compensivo con las "reivindicaciones legítimas" de los ciudadanos, algunos analistas ya han advertido de que las tensiones en el seno del Ejército pueden incrementarse si Mubarak permanece en el cargo demasiado tiempo y si los oficiales más veteranos apoyan a un líder que ha perdido legitimidad. "Cuanto más tiempo dure esta situación, más riesgo de que la gente asocie a los militares con Mubarak. Es muy peligroso", ha señalado Faysal Itani, analista expertos en África y Oriente Próximo. En la misma línea, Kamel el-Helbawy, dirigente de los Hermanos Musulmanes, una de los grupos más influentes de la oposición egipcia, ha asegurado que la postura de Mubarak "añadirá gasolina al fuego. Su discurso trae el peligro de conflicto en el país". "Esperábamos que fuera cabezota, pero no hasta este límite", ha añadido.