Claro mensaje a Donald Trump desde el Comité Nobel Noruego. En plena escalada de tensión entre EEUU y Corea del Norte por amenazas nucleares cruzadas y a puertas de que el acuerdo nuclear de Occidente con Irán firmado en el 2015 quede en papel mojado, la academia noruega ha otorgado el Premio Nobel de la Paz 2017 a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés).

Nacida en Australia y oficialmente presentada en Viena en el año 2007, la ICAN se autodefine como un movimiento global en el que están integradas oenegés de hasta 100 países. Poco conocida internacionalmente, su razón de ser ha sido desde el primer día la prohibición de las armas nucleares en todo el mundo. El lanzamiento de la bomba nuclear en la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945 supuso el punto de inflexión a partir del que los integrantes más veteranos de este movimiento empezaron a trabajar. Entre ellos, Mikiso Iwasa, un superviviente de Hiroshima de 88 años, que ayer se mostraba exultante.

VALORACIÓN DEL COMITÉ / Un largo recorrido en favor de un mundo sin armamento nuclear que, precisamente, ha sido valorado por el comité. «La ICAN ha sido el actor líder de la sociedad civil en los esfuerzos para lograr la prohibición de las armas nucleares en el marco de la legislación internacional», subrayó el Comité del Nobel.

Los esfuerzos para eliminar las armas nucleares o limitar su proliferación ha sido el eje que ha regido la concesión del preciado galardón. Pese a ser un enunciado conocido, premiar a un movimiento de perfil bajo ha causado sorpresa. Sobre todo, porque los que fueron artífices del acuerdo nuclear con Irán del año 2015 tenían números para recoger el reconocimiento de aquel esfuerzo.

Así se explica que los jefes de la diplomacia iraní y europea, Javad Zarif y Federica Mogherini, respectivamente, estuvieran entre los favoritos en las quinielas por el papel que jugaron en el compromiso de Teherán a reducir el programa nuclear a cambio de la retirada de sanciones. Finalmente, el comité ha evitado premiar a una persona concreta para decantarse por un galardonado más genérico.

No en vano el acuerdo nuclear con Irán, calificado por Trump como el «peor acuerdo negociado nunca», está sometido a una seria amenaza de forma inminente. Un alto cargo de la Administración estadounidense ha advertido de que Trump tiene previsto no certificar el cumplimiento de Irán de los compromisos pactados como un paso previo a dar por finiquitado el acuerdo.

La directora de la ICAN, Beatrice Fihn, reconoce que se sienten «extasiados». Agradeció la concesión del premio y aseguró que este galardón representa «una luz en el camino» para lograr un mundo «libre» de armas atómicas. «Las armas nucleares son ilegales, la amenaza de usarlas es ilegal, poseerlas y desarrollarlas es ilegal, deben parar», dijo Fihn en referencia a los líderes de EEUU y Corea del Norte.

La ICAN asegura que, «gracias al poder de las personas», trabaja para poner fin a «el arma más destructiva jamás creada», la única que representa «una amenaza existencial para toda la humanidad». «Este premio es un tributo a los incansables esfuerzos de muchos millones de activistas y ciudadanos concienciados en todo el mundo, que desde el amanecer de la era atómica han protestado en voz alta contra las armas nucleares, insistiendo en que no sirven para propósitos legítimos y deben ser eliminadas para siempre de la faz de la tierra», aseguró.

La organización considera asimismo que el premio también es un tributo a los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y a las víctimas de las pruebas de explosiones nucleares «en todo el mundo», cuyos testimonios y apoyos han sido «fundamentales» para garantizar la consecución del acuerdo del Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, expresó en Twitter su satisfacción por el premio para la ICAN, con la que la Unión Europea comparte «un sólido compromiso» con el objetivo de «un mundo libre de armas nucleares». Menos entusiasta fue la reacción de Rusia.

El exsecretario de Estado norteamericano John Kerry, los «cascos blancos» sirios, el papa Francisco y la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU) también estuvieron en las quinielas para obtener el premio.