Los resultados electorales en Alemania presagian un largo periodo de incertidumbre y ofrecen algunas novedades. La gran coalición entre las dos fuerzas mayoritarias avanza como la hipótesis más viable, aunque exigiría el sacrificio conjunto del canciller saliente y de su poco afortunada rival. Tras ese escenario se perfila el agotamiento del Estado del bienestar, modelo que sólo puede cambiarse con el consenso en una sociedad desarrollada y culta. Del caos de las coaliciones podría emerger algún equilibrio virtuoso para acometer las reformas. Como la Ostpolitik en los años 70, centrada en el dilema de la cuestión nacional. Sería un ejemplo para una Europa necesitada de incentivos no sólo económicos.

Los cálculos parten de la exclusión del Partido de la Izquierda, que representa otra novedad: la socialdemocracia es desafiada desde el Este, pero esa fractura, como en otros momentos de la historia alemana, incluye una inquietante excomunión política.

*Periodista e historiador.