Estados Unidos y la Unión Europea (UE) abrieron ayer su nueva era de relaciones con la convocatoria conjunta de una conferencia internacional para la reconstrucción de Irak, en colaboración con el nuevo Gobierno surgido de las pasadas elecciones, según anunció el presidente semestral de la UE y primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker.

El presidente norteamericano, George Bush, selló la nueva cooperación con Europa con una cumbre con los 25 líderes de la UE, una visita a la Comisión Europea y una cena de trabajo con la cúpula europea. Bush aseguró que desea que el proyecto de integración europea "tenga éxito" y reiteró su disposición en esta "nueva etapa" a trabajar de forma estrecha con la UE en las cuestiones internacionales, como el proceso de paz de Oriente Próximo y la creación de un Estado palestino.

Los líderes europeos insistieron y, al parecer, convencieron a Bush de la necesidad de perseverar en la estrategia diplomática de la UE para reorientar el programa nuclear iraní hacia fines civiles. Tras la cumbre, Bush afirmó que había recibido "muy buenos consejos" europeos sobre este contencioso y aseguró que era "ridículo" pensar que EEUU prepara una ataque contra Irán.

EMBARGO A CHINA La UE y Bush también acercaron posturas sobre el plan europeo para levantar el embargo de armas a China. La UE ofreció establecer un mecanismo de vigilancia sobre las exportaciones de alta tecnología a China, que constituía uno de los mayores focos de preocupación norteamericana en ese asunto.

La UE insistió ante Bush en la necesidad de reforzar el poder de la ONU y defendió que el Tribunal Penal Internacional se responsabilice de juzgar los crímenes y violaciones de los derechos humanos que se han producido en Darfur (Sudán), lo que EEUU bloquea en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.