Irak sigue siendo un país inseguro. Ni los esfuerzos del presidente de EEUU, George Bush, por atajar la violencia con el envío de más soldados, ni las operaciones de las fuerzas de seguridad iraquís contra los insurgentes logran traer la calma al país. Ayer, más de 60 personas murieron en una nueva jornada negra en la que Bush reiteró que vetará la propuesta demócrata de retirada de Irak en marzo del 2008.

En el atentado más grave de la jornada, 20 personas murieron en el sur de Bagdad cuando un camión bomba explotó cerca de una comisaría de policía. En Telafar, en el norte del país, un suicida detonó en una pastelería la carga que llevaba adosada al cuerpo y mató a 10 personas. Además, al menos ocho personas murieron por la explosión de otro camión bomba ante una mezquita en la ciudad de Hilla.

SUPLANTAR A LOS MARINES En el plano político, el vicepresidente iraquí, Tariq al Hashemi, manifestó desde Tokio que una retirada de EEUU de Irak anunciada con poca antelación provocaría el "caos" en su país. Según Hashemi, las fuerzas iraquíes no están "suficientemente" preparadas para suplantar el papel actual de EEUU en el país árabe.