El aumento escalonado de la pensión para jubilados y pensionistas que el Gobierno cubano va a incrementar ahora en alrededor de 40 pesos (el equivalente a 1,34 dólares o 0,86 euros) sigue siendo una aspirina para alguien doblado por un cólico nefrítico pero, como quiera que sea, constituye un alivio temporal de un mal solo soluble el día en que la moneda cubana adquiera un valor más humano.

"Es mejor algo que nada". Concha es viuda, se acogió a la jubilación de su esposo, y se siente contenta. "No nos han olvidado, aunque con esos 40 pesos que me han aumentado no se va a ninguna parte, pero puedo comprar una libra de bistec de cerdo, que cuesta 35, y todavía me sobran cinco pesitos que no vienen mal", afirma. Como una buena parte de la ciudadanía, Concha, de 82 años, redondea al mes gracias a que su hermano, en EEUU, le envía "un dinerito, para leche en polvo".

A PARTIR DEL 1 DE MAYO Este incremento variable incluye a pensionados, jubilados y a trabajadores de Tribunales y Fiscalía, y se empezará a aplicar a partir del 1 de mayo, Día de los Trabajadores. En el 2005 también se decretó un aumento a jubilados y pensionados que, según el diario Granma, benefició a casi el 50% de la población.

Los bajos salarios fueron uno de los puntos de los que más se trató en centros de trabajo, organizaciones políticas y de barrio después de que Raúl Castro, en su discurso del 26 de julio del año pasado, llamó a la población a manifestar sus criterios respecto a la situación nacional.

Germán es contable, está divorciado y no tiene hijos. "Para mí es que quieren quitar la Libreta (cartilla de racionamiento) que tiene tantos años como la revolución, es decir, cerca de 50, y por eso van a dar más dinero a los que menos reciben para que no se sientan el golpe tan duro". Germán no se desprende de su gastado portafolio de cuero con tapa de hebillas: "Hay gente que solo tiene para vivir con lo que dan en la libreta, que son productos subsidiados y en cantidades reducidas que no alcanzan para cubrir el mes, y se las pueden ver aún más negra si le dicen que ya eso se acabó. Aquí se han cometido muchos disparates y se ha sido injusto, pero no van a dejar a la gente sin comer. Hasta ahora no ha sido así".

Celso fue maestro, el salario no le daba y empezó a trabajar de albañil. Hoy capitanea su propia brigada de construcción y afirma: "Algo tienen debajo de la manga, esta gente no son tontos para nada: sobrevivieron a la caída de la Unión Soviética, a las arremetidas de los americanos, con altas y con bajas pero se mantienen en el poder. Es verdad, 40 pesos son una aspirina pero, ¿cuántas veces no estamos gritando por no tener una?".