Fueron nueve muertos pero podían haber sido más de 100. El hecho de que el avión no se incendiara evitó que la cifra de víctimas mortales engordara hasta la tragedia. Un Boeing 737-800 de la compañía turca Turkish Airlines, que había despegado ayer por la mañana en Estambul, se precipitó al suelo cuando se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam. El aparato se partió en tres trozos y perdió un ala y un motor.

A la cifra de nueve muertos hay que añadir 80 heridos, 25 de los cuales revisten gravedad y otros seis que se encuentran en estado crítico. El piloto y el copiloto del aparato se encuentran entre los fallecidos.

DESCENSO BRUSCO El avión despegó con 135 personas a bordo, 128 pasajeros y siete miembros de la tripulación. Los supervivientes del accidente relataron que el avión inició la maniobra de aterrizaje con normalidad. Pero a pocos metros de la pista, descendió de manera brusca hasta caer en un campo. Una versión corroborada por el portavoz del aeropuerto de Schiphol, Rudd Wecer, que concretó que las condiciones meteorológicas y de visibilidad en ese momento eran normales. Las cajas negras del aparato, con los detalles técnicos del vuelo, serán fundamentales para aclarar las causas del siniestro.

Uno de los testimonios más reveladores es el de un hombre que vio cómo "el avión planeaba y luego cayó de cabeza". Son muchos los testigos que narraron a los medios de comunicación holandeses las desconcertantes escenas inmediatamente siguientes a que el avión quedara partido en tres trozos entre una densa nube de polvo. "Empezaron a salir pasajeros por su propio pie con sus teléfonos móviles", explicó un conductor de la cercana autopista.

El presidente del Consejo de Investigaciones sobre Seguridad, Pieter van Vollenhoven, pidió cautela a la hora de ofrecer información sobre las causas del accidente hasta que la investigación se lleve a cabo. Un comentario en respuesta a la información de algunos medios holandeses que horas después del siniestro aseguraban que los motores del avión se pararon, motivo por el que perdió velocidad repentinamente hasta caer.

CUESTION DE SEGUNDOS El relato de uno de los supervivientes es tan sobrecogedor como poco revelador de lo ocurrido: "Fue muy rápido, en 10 segundos, sin que diera tiempo a la tripulación a explicar que teníamos algún problema".

Las autoridades holandesas facilitaban ayer el traslado de los familiares de las víctimas y de los heridos desde Turquía. Michel Bezuijen, teniente de alcalde de Haarlemmermeer (municipio donde se halla el aeropuerto) , explicó que se trabajaba para conocer las nacionalidades de todos los pasajeros.

Holanda vivió su peor accidente aéreo en 1992, cuando un avión de carga de la compañía israelí El-Al se estrelló, después de despegar de Schipol, contra dos edificios de un barrio periférico de Amsterdam. Murieron, junto a los cuatro ocupantes del avión, 90 personas en los bloques de viviendas.