Nada más ganar quiso presentarse como una figura integradora. "Seré el alcalde de todos los habitantes de Jerusalén", proclamó ayer de madrugada Nir Barkat, empresario y político independiente de 49 años, tras confirmarse su holgada victoria sobre el ultraortodoxo Meir Porush. Pero acto seguido el alcalde electo dejó intuir que en ese todos , los palestinos --uno de cada tres habitantes de la ciudad-- ocupan un espacio residual. "Esta es una victoria para Jerusalén, Israel y el pueblo judío .... Para la izquierda y la derecha, para los seculares y los religiosos".

Con este ninguneo, tan poco prometedor para el futuro de las maltrechas relaciones entre judíos y árabes, comenzó ayer la andadura de Barkat, quien ha prometido revitalizar económicamente la ciudad. Este exparacaidista y empresario de las nuevas tecnologías obtuvo el 52% de los sufragios, seguido por Porush, con el 43%. El gran perdedor fue el oligarca ruso y dueño del equipo de fútbol de la ciudad, Arcadi Gaydamak, quien no pasó del 3,5%. La victoria de Barkat devuelve la alcaldía al Jerusalén laico, tras un paréntesis de cinco años de gobierno de los fundamentalistas judíos.

Políticamente Barkat es un desconocido, aunque ya estuvo a punto de ser alcalde hace cinco años. En la campaña ha querido presentarse como un político moderado y centrista, baluarte del laicismo. Pero sus posiciones le emparentan, en realidad, con la derecha ultranacionalista. Suyo ha hecho el mantra de Jerusalén como "capital unida e indivisible del pueblo judío" y no se ha cansado de repetir su oposición a toda concesión territorial a los palestinos. Este factor le llevó a abandonar hace tiempo el partido gobernante, Kadima.

Barkat no ha dudado tampoco en cortejar a los colonos prometiendo más asentamientos y rodeándose de organizaciones como Elad, dedicada a "judaizar" Jerusalén con apoyo del Gobierno. Pero quienes teman a Barkat cuentan con un punto a su favor. Los alcaldes en Israel gozan de escaso poder para tomar decisiones de calado. Es el Gobierno y el Parlamento quien decide, aunque en manos de Barkat estará la decisión de seguir negando a los palestinos permisos para edificar o seguir ahogándoles con el presupuesto.

A esta discriminación aludió ayer el primer ministro en funciones, Ehud Olmert: "Es terrible que no haya un solo empleado árabe en el Banco de Israel y que sean menos del 1% en la eléctrica nacional". "La discriminación es deliberada", añadía.

A poco más de dos meses de las generales, las municipales del martes también se celebraron en otros 159 municipios. Los analistas no creen que sirvan de barómetro para los comicios de febrero porque los grandes partidos han presentado pocos candidatos debido a sus problemas económicos. Aun así el Kadima se ha erigido como el más representado, con 33 alcaldías.