Habrá que acostumbrarse a la nueva política italiana, con futuros ministros que han paseado cerdos en los terrenos donde se iba a construir una mezquita y neofascistas que alaban el Primero de Mayo, patrimonio de la clase trabajadora. Ayer fue elegido el ultraderechista Gianfranco Fini presidente del Congreso y fue proclamado alcalde de Roma Gianni Alemanno, exmatón y perseguidor de rojos, que se propone cerrar 85 campos de nómadas en la capital y dotar a los municipales de una pistola para que acaben con la sensación de inseguridad de la ciudadanía.

La decimosexta legislatura echó andar con la toma de posesión de diputados y senadores. Entre ellos hay un ejército de jóvenes que se estrenan y unos 60 parlamentarios bajo investigación judicial o ya condenados.

Fini fue elegido presidente del Congreso, tercer cargo del Estado, con 335 votos favorables, 259 en blanco y siete nulos. Produjo impresión verle de pie, pronunciando su primer discurso y definiéndose como "hombre de un bando" que sabrá ser el garante de la "igualdad de derechos" de todos los diputados. Pese a no ser creyente, Fini envió un saludo al Papa y reconoció al cristianismo el papel crucial en la formación y defensa de la identidad cultural de la nación italiana. En otro momento, definió la festividad del 25 de abril, aniversario de la liberación del fascismo, como "fiesta de la libertad".

Fini aseguró también que el pasado (fascista) de Italia está zanjado "gracias a la sincera pacificación nacional, al respeto de la verdad histórica entre vencedores y vencidos". "La colaboración dependerá del contenido de las reformas que proponga", aclaró Massimo D´Alema, del progresista Partido Democrático.

Alemanno, nuevo alcalde de Roma, se estrenó con la propuesta de dotar de pistola a los municipales. Sus electores esperan mucho de él y ayer la derecha radical de Forza Nuova se lo recordó. De lo contrario, dicen que irán buscarlo al Parlamento.