El nuevo líder laborista británico, Ed Miliband, ha negado hoy que su designación represente un "bandazo hacia la izquierda" del partido y ha asegurado que no será esclavo de los sindicatos, cuyo apoyo fue decisivo para situarle al frente de la jefatura del grupo.

El Partido Laborista estrena nuevo dirigente a la vez que empieza hoy de forma oficial en Manchester (norte de Inglaterra) su tradicional congreso anual, el primero que afronta el grupo en la oposición tras más de una década en Downing Street.

Gracias al aval crucial de las fuerzas sindicales de este país, y con un estrechísimo margen de ventaja (de 1,3 puntos), Ed Miliband superó el sábado al otro gran favorito para asumir el liderazgo laborista, su hermano mayor, David, quien se quedó a las puertas del sueño de toda una vida.

Si el extitular de Asuntos Exteriores contó con más respaldos por parte de parlamentarios y miembros del grupo, fue el empujón sindical el que inclinó la balanza, finalmente, hacia el menor de los hermanos en un giro dramático.

BLANCO DE LOS 'TORIES'

Esa simpatía del ala sindical se ha convertido automáticamente en blanco de los tories (del Partido Conservador), que consideran que la elección del pequeño de los Miliband como "cabeza visible" del principal grupo opositor inclinará al laborismo más hacia la izquierda.

El nuevo líder ha querido desmarcarse al respecto al reivindicar su autonomía y aclarar que no es "el hombre de nadie", en una entrevista concedida hoy a la BBC.

En ella, ha insistido en que "defenderá a las clases medias apretadas" y ha desvelado una agenda que incluye medidas como el aumento de las tasas a los bancos, la reducción de la desigualdad o protección de los trabajadores, a la vez que ha buscado también la manera de quitarse de encima la etiqueta de "Red Ed" (Rojo Ed).

POLÍTICAS CENTRISTAS

"¿Por qué me votaron los miembros de los sindicatos en gran proporción? Porque creo que hablé de cosas que le importan a la gente trabajadora de este país", ha dicho. "Abogo por las políticas centristas, pero hay que definir dónde está el terreno del centro", ha dicho. No obstante, ha subrayado el mensaje del cambio: "La era del Nuevo Laborismo es el pasado. Ha llegado una nueva generación en la que no caben las viejas etiquetas". En su crítica al Nuevo Laborismo, la plataforma que condujo al exprimer ministro británico Tony Blair al poder en 1997, Ed Miliband ha lamentado el hecho de que el anterior Ejecutivo laborista empezara siendo un "Gobierno radical, reformador", para terminar "convertido en el sistema".

En cuanto a otro de los asuntos que previsiblemente deberá abordar el nuevo líder a lo largo del Congreso Anual del partido, el déficit presupuestario del país, este grupo responderá al programa del Ejecutivo de David Cameron con "una oposición responsable". Miliband ha afirmado que la actual estrategia del Chancellor, George Osborne, para erradicar el déficit es "económicamente peligrosa" y ha tildado al jefe del Ejecutivo de "complaciente" por afirmar que el país está "fuera de la zona de peligro". En cuanto al plan ideado por el extitular de Finanzas, el laborista Alistair Campbell, para lograr la reducción del déficit a la mitad en un plazo de cuatro años, Miliband ha considerado que se trataba de un "punto de partida", aunque habrá que "continuar estudiándolo y ver cómo se puede mejorar".

En la entrevista, el nuevo líder laborista no ha desvelado, sin embargo, un gran interrogante para muchos: la hipotética función que podría desempeñar su hermano David bajo su liderazgo, a lo que Ed Miliband ha respondido que aquél "necesita tiempo para pensar sobre la contribución que puede hacer".