El nuevo secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, dijo ayer, en respuesta a una pregunta sobre la ejecución de Sadam Husein, que "cada país debe decidir" si aplica o no la pena capital. Su declaración supone una clara ruptura con la tradicional postura de condenar la pena de muerte que han mantenido sus antecesores en el cargo, y que se asume como la posición oficial --sin serlo-- de las Naciones Unidas frente a este polémico tema.