El número de soldados norteamericanos muertos, tanto en acciones de combate como en accidentes, superó el miércoles los 1.500, según informó ayer el Ejército de EEUU. Un total de tres militares perdieron la vida en dos incidentes separados en Bagdad y en la provincia de Babil, lo que elevó el número de fallecidos a 1.502.

Durante una acción de combate que tuvo lugar al sur de Bagdad, concretamente en el área apodada como el triángulo de la muerte , murió un estadounidense, que pertenecía al Primer Cuerpo Expedicionario de Marines. Horas después, una mina hizo explosión al paso de un convoy y mató a dos soldados de la Task Force de Bagdad.

La ola de violencia de los últimos días experimentó un relativo receso durante la jornada de ayer. Un total de cinco personas perdieron la vida al estallar dos coches bomba conducidos por suicidas junto al Ministerio del Interior. El ala de Al Qaeda en Irak, dirigida por el jordano Abú Musab al Zarqaui, se atribuyó la acción en un comunicado hecho público en una página islamista de internet, y aseguró que el verdadero objetivo de la acción era asesinar al ministro del Interior, Falá al Naqib: "En este bendito jueves, dos leones de la brigada de los mártires lanzaron un ataque heroico contra el ministro del Interior; aunque una flecha haya fallado, hay otras muchas esperando en el carcaj".

Otro atentado suicida en Baquba, al norte de la capital, costó la vida a un civil y al kamikaze que viajaba en el vehículo. Después del reciente atentado de Hilla, en el que murieron 125 personas, las autoridades han comprobado que la violencia sigue sin remitir, a pesar del éxito de participación en las recientes elecciones. El primer ministro saliente, Iyad Alaui, decidió prorrogar un mes el Estado de excepción en el país, excepto en la zona kurda.