El pasado jueves, el diario The Independent, --"serio" y de centro izquierda, como se le suele definir-- parecía la revista del corazón Hello! La noticia del día era una boda y las fotos de los contrayentes, mirándose a los ojos, caminando juntos cubrían la portada. El texto confirmaba lo que sus incrédulos lectores no terminaban de comprender. "Yo, Nick, te tomo a ti, Dave, por mi líder, para lo mejor y para lo peor, en lo próspero y en lo adverso, en la enfermedad y en la salud para bien y para mal, hasta que la deuda nos separe".

La unión civil de David Cameron y Nick Clegg, ha puesto fin a una semana de incertidumbre electoral y ha abierto la espita del humor británico. "Una pareja gay en Downing Street", dijo un cómico en Have I got news for you, (Tengo noticias para ti) el programa satírico de la BBC. "La boda más rápida en la historia de la política", afirmó el tabloide The Sun. "Es el amor", sentenció The Express.

JARDINES NUNCA UTILIZADOS Cameron y Clegg desataron las lenguas sobre el rumbo que ha tomado lo suyo cuando comparecieron el miércoles en los jardines de la residencia del primer ministro. Al verlos juntos, el mundo cayó en la cuenta de cuanto se parecen los antiguos rivales. El mismo porte, la misma edad, idéntica estatura, vestidos ambos con trajes azules bien cortados y un optimismo desbordante. Los electores fueron a votar al líder de un partido y se han llevado dos por el mismo precio, como en las ofertas del supermercado.

El paisaje elegido para sellar su compromiso daba un toque romántico y esperanzador a Downing Street, que en los últimos meses ha sido la tenebrosa cueva de un ogro herido. El miércoles, el sol brillaba, el césped relucía, los pájaros cantaban, y los corresponsales parlamentarios --gente descreída y poco dada a sensiblerías-- miraban a los dos tortolitos proclamar que su alianza duraría cinco años.

"Solo faltaba la marquesina, la banda de música y la mesa con los regalos", comentó uno de los presentes. "Todos los invitados estaban maravillados de los felices que parecían y de lo mucho que tienen en común. El novio es de Eton y Oxford. El otro novio es de Westminster y Cambridge", decía en alusión a las privilegiadas instituciones donde ambos estudiaron.

UN MOMENTO EXTRAÑO El show de quienes poco antes se habían despellejando públicamente fue uno de los momentos más extraños de la política británica en décadas. Uno empezaba la frase, el otro la acababa. Uno hacía una broma, el otro le replicaba. "Una conferencia de prensa de este tipo podría ser ilegal en 45 estados norteamericanos", ironizaba The Guardian , refiriéndose a la prohibición de las uniones del mismo sexo en EEUU.

El nuevo primer ministro y su viceprimer ministro repartieron incluso entre los presentes su contrato prematrimonial de siete páginas, con todos los arreglos para prevenir y resolver futuras desavenencias. ¿Durará la primera coalición gubernamental en 65 años y el primer Gobierno conservador y liberal de la historia británica? The Economist la ha calificado de "buen acuerdo". Pero al término del acto, la respetada comentarista Polly Toynbee advirtió: "La audiencia de cínicos gacetilleros representantes de todo el espectro político se marchaba moviendo la cabeza. Corrían las apuestas, se hacían bromas, los regalos de boda acabarían pronto en eBay y todo terminará en lágrimas".