Barack Obama consiguió ayer atar de una vez por todas su reforma sanitaria, que anoche se votaba en la Cámara de Representantes. A cambio, se vio obligado a transigir en la cuestión del aborto. La Casa Blanca notificó ayer que emitirá una orden para prohibir la utilización de fondos federales para practicar abortos. La noticia llegó a media tarde, hora española, con el anuncio del congresista Bart Stupak de que finalmente daría su a la medida.

Stupak, que ofreció una conferencia de prensa para explicar su decisión, es el líder de un grupo de congresistas demócratas católicos que se resistían a apoyar la reforma sanitaria al exigir garantías de que no se permitiría el uso de fondos federales en los abortos, y sin cuyo voto parecía difícil que los representantes demócratas lograran los 216 sufragios que necesitaban para aprobar la reforma.

Una vez que este grupo se sumó a la mayoría de los demócratas, este partido a todas luces contaba ya con los votos necesarios para convertir la medida en ley. "Hemos sobrepasado los 216 votos", declaró el congresista para anunciar su sí.

"SANTIDAD DE LA VIDA" El apoyo de Stupak se logró mediante un acuerdo con los líderes demócratas y la Casa Blanca por el cual el presidente, Barack Obama, se comprometió a emitir una orden ejecutiva que reafirme la prohibición de usar fondos federales para la interrupción voluntaria del embarazo. Según el congresista, el acuerdo "garantiza la santidad de la vida".

En un comunicado, el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, indicó que Obama "emitirá una orden ejecutiva, tras la aprobación de la ley de reforma sanitaria, que reafirmará su coherencia con las restricciones ya existentes al uso de fondos federales para la práctica de abortos". Esa orden, indicó Pfeiffer, proporciona "salvaguardas adicionales" para cerrar posibles vacíos legales.

A lo largo de toda la jornada Stupak se había mostrado renuente a apoyar la medida, lo que había creado incertidumbre acerca de si los líderes demócratas podían contar con los 216 votos. Estos líderes habían expresado a lo largo de la jornada su confianza en que, para el momento de la votación, contarían con los síes suficientes.

La Cámara de Representantes procedió a lo largo de la tarde- noche de ayer a tres votaciones. La primera votación era de procedimiento, para establecer las reglas del debate acerca de la medida. El Comité de Reglas de la Cámara decidió el sábado permitir hasta dos horas de debate.

Una vez concluido el debate, los congresistas votaron dos proyectos de ley distintos. Uno era el que ya aprobó el Senado en diciembre, y que si recibía el visto bueno de la Cámara se trasladará a Obama para su firma y conversión en ley. El otro introduce una serie de enmiendas a su compañero, para hacerlo más del gusto de los congresistas. Si se aprobaba, se trasladará al Senado, que según lo negociado entre los demócratas, lo aprobará sin cambios y de inmediato, a lo largo de esta semana.

RESPALDO Si la reforma queda finalmente aprobada tras un año de negociaciones, representará un fuerte respaldo para Obama, que se ha apostado su prestigio político al éxito de la propuesta, pese a las recomendaciones de algunos de sus asesores más cercanos.

El presidente estadounidense, que aplazó una gira por el sureste asiático para estar presente en los momentos finales del proceso, lanzó este sábado a los congresistas demócratas un apasionado llamamiento a respaldar la medida, al asegurar que la reforma "está en sus manos. Es el momento de aprobar esto, en beneficio de Estados Unidos".

Por su parte, el jefe de disciplina de los republicanos en la Cámara, Eric Cantor, aseguró que "el pueblo estadounidense no quiere que esto se apruebe. Los republicanos no queremos que esto se apruebe. No habrá votos republicanos a favor de este proyecto de ley".

Hasta ahora, ningún presidente estadounidense que lo intentara ha tenido éxito en lograr una reforma del sistema sanitario estadounidense, basado en la contratación de seguros médicos privados. La propuesta de Obama busca dar cobertura a cerca de 30 millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de seguro médico.