Quizá no podía ser de otra manera al hablar de conversaciones entre israelís y palestinos: ayer, cuando el primer ministro Binyamin Netanyahu y el presidente Mahmud Abbás se reunieron por primera vez en Nueva York a invitación y en presencia del presidente de EEUU, Barack Obama, el encuentro empezó tarde. El retraso es anecdótico, pero encarna la realidad de uno de los diálogos más difíciles del escenario internacional, una dificultad que dura décadas y volvió a hacerlo ayer en la reunión trilateral.

Nadie tenía ninguna esperanza de que el encuentro fuera a ofrecer ningún resultado político concreto y, desde la Casa Blanca, que hace solo unas semanas anticipaba usar la Asamblea General de Naciones Unidas para presentar algún punto de inflexión, se redujeron al mínimo las expectativas. Por eso no podía haber decepciones. Y para lo que sirvió la cita trilateral fue para que Obama se reubicara como actor en el escenario, apremiando a ambas partes a "dejar de hablar de comenzar negociaciones y empezar a avanzar. Ha llegado la hora --dijo-- de mostrar la flexibilidad y el sentido común y de compromiso necesario para alcanzar los objetivos".

"Mi mensaje es claro: a pesar de todos los obstáculos, de toda la historia, de toda la desconfianza, tenemos que encontrar un camino", dijo Obama, el único que se dirigió a la prensa antes de iniciar las conversaciones a tres bandas. "No podemos seguir el mismo patrón de dar pasos tentativos hacia delante y luego retroceder. Es absolutamente crítico que resolvamos este asunto. Tenemos que lograr la voluntad de romper el punto muerto que ha atrapado a generaciones de palestinos en un ciclo sin fin de conflicto y sufrimiento".

IDEA CLARA No es la primera vez que Obama habla con esa determinación, pero sí la primera en que lo hace frente a los dos destinatarios de su mensaje a la vez. Y con ese cara a cara intenta lo que no ha logrado su enviado especial a Oriente Próximo, George Mitchell, que la semana pasada volvió de un viaje a la zona sin avanzar en la presión a israelís para que congelen los asentamientos.

La idea de Obama sobre cómo avanzar es clara: deben comenzar, "y pronto", las negociaciones sobre el estatus permanente, la delineación de las fronteras del futuro estado palestino, la partición de Jerusalén, el desmantelamiento de asentamientos y los planes para el retorno de los refugiados palestinos. También Israel debe "convertir en acción real las discusiones" sobre congelación de asentamientos. De Palestina espera que intensifique los esfuerzos para detener el terrorismo y para detener "las incitaciones".

De momento, ayer se anunció que los negociadores israelís y palestinos volverán a Washington la semana próxima para seguir el diálogo con Mitchell.