El rechazo, este miércoles, a la ley de armas por el Senado estadounidense ha sido calificado de "vergüenza" por el presidente de EEUU, Barack Obama, que ha apuntado con el dedo acusador al lobi de las armas.

Cuatro meses después de la conmoción que supuso la masacre de Newton, el rechazo al texto, edulcorado en relación a las primeras versiones, constituye una gran derrota política para Obama, que ha invertido un capital político considerable en este tema.

Cuatro elegidos del Partido Demócrata se han unido a los republicanos para votar en contra de una enmienda que habría impuesto verificaciones de antecedentes judiciales y psiquiátricos ante la compra de armas en internet y en los foros especializados.

Día de vergüenza

"Es un día de vergüenza para Washington", ha lanzado el presidente, ostensiblemente en cólera. "En lugar de apoyar este compromiso, el lobi de armas y sus aliados han mentido deliberadamente a propósito de esta ley", ha acusado, al tiempo que empujaba a los norteamericanos a movilizarse cara a las próximas elecciones.

"Para mi, no es nada más que el primer asalto" de esta batalla, ha subrayado, durante una intervención ante la prensa en la Casa Blanca. Desde el mes de enero, ha consagrado a las armas de fuego tres desplazamientos y dos intervenciones formales en la Casa Blanca, a menudo junto a los padres de los niños muertos por Adam Lanza el 14 de diciembre.

"Ninguna legislación impedirá la violencia y el mal; lo hemos aprendido hace dos días", ha asegurado, en referencia al doble atentado de Boston. Pero "si una medida del Congreso pudiera salvar a una persona, a un niño, a algunos cientos, puede que miles, tenemos la obligación de ensayarla", ha dicho.