Barack Obama primero intentó la seducción. Después, apeló al bipartidismo. Por último, ha entrado en guerra abierta con el Partido Republicano a cuenta del plan de estímulo de la economía que está atascado en el Senado. Ayer, mientras los senadores buscaban algún compromiso y el Departamento del Trabajo anunciaba los peores datos de desempleo del país en tres décadas, Obama tildó de "inexcusable" e "irresponsable" el retraso en aprobar un plan de hechuras faraónicas (casi 700.000 millones de euros) que cree vital para sacar el país de la crisis.

En menos de tres semanas en el cargo, Obama se ha visto obligado a hablar de "políticas fallidas del pasado" y a recordar que los estadounidenses lo eligieron en noviembre para dar un portazo a la ideología que ha creado la crisis en la que se encuentra el país. Todo ello a cuenta del debate sobre el plan, al que los republicanos acusan de ser demasiado costoso en gasto público y escaso en políticas fiscales. Es un debate ideológico y casi eterno, en el que de nuevo se mezcla el papel que debe jugar el Gobierno en la economía y qué es mejor para crear trabajo: incentivar la oferta o la demanda, que el Gobierno se inmiscuya en la economía o que el sector privado salga de la crisis por sí mismo.

El debate le ha supuesto a Obama un desgaste político considerable. Los progresistas lo acusan de haber caído en su propia trampa al haber dado tanta importancia al bipartidismo sin darse cuenta de que los republicanos querían usar el plan para empezar a montar su oposición contra él. Pero la oposición republicana le reprocha haber olvidado su promesa de bipartidismo y haber impulsado junto a los demócratas en el Congreso un plan de estímulo económico intervencionista y repleto de programas ideológicamente queridos por los progresistas.

Obama necesita a senadores republicanos que, unidos a los demócratas, le permitan ganar la votación en el Senado, cifrada en 60 votos. El problema es que los republicanos hacen gala de una gran unidad. Mientras, el presidente apela al miedo, al asegurar que la situación puede ser "catastrófica" para la economía.

MAS PROBLEMAS CON EL FISCO Por otra parte, el Comité de Trabajo del Senado ha suspendido hasta la próxima semana las sesiones de confirmación de la candidata de Obama a secretaria de Trabajo, Hilda Solis. El motivo es, como ha pasado con otros tres candidatos a formar parte del equipo del presidente, los problemas con Hacienda. El marido de Solis pagó unos 5.000 euros de un gravamen por impuestos no pagados en su negocio durante 16 años, según el diario USA Today.