Ningún niño en Estados Unidos debería recibir su tratamiento sanitario primario en una sala de urgencias en plena noche". Según lo ve Barack Obama, ni un niño ni ningún adulto, que es lo que ocurre con mucha frecuencia en el sistema privado de sanidad de EEUU, dados los millones de personas que no pueden costearse un seguro médico. Reformar este sistema hasta hacerlo universal (que no público en su totalidad) es uno de los objetivos de Obama, cuyo "primer paso" en un largo camino se dio el miércoles por la noche cuando el presidente firmó una ley que expande un programa ya existente para dar cobertura sanitaria a 3,5 millones de niños más de familias con bajos ingresos.

El Programa Estatal de Seguro Sanitario para Niños (SCHIP en sus siglas en inglés) es una pieza más del complicado puzzle que forma el sistema sanitario de EEUU. Fue creado en 1997 con el objetivo de cubrir con fondos públicos el tratamiento médico de niños cuyas familias no pueden costearse un seguro privado pero que ganan demasiado dinero para formar parte de Medicaid, el programa público de cobertura sanitaria para pobres. Se trata de un programa muy popular y que ha contribuido a reducir el número de niños sin cobertura sanitaria más que para casos de urgencias. Pero a principios del 2007 se convirtió en una batalla entre demócratas y republicanos que simboliza las profundas raíces ideológicas del debate sanitario en EEUU.

VETOS DE BUSH Entonces, con George Bush en la Casa Blanca y los demócratas controlando el Congreso, estos últimos quisieron ampliar el número de niños que podían formar parte del programa subiendo el límite de ingresos anuales de sus padres previstos por la ley. Los demócratas sacaron adelante dos leyes de ampliación de SCHIP que acabaron siendo vetadas por Bush con el argumento de que implicaría un aumento de impuestos.

Después de la victoria de Obama, los demócratas aprobaron rápidamente una nueva versión de la ley, conscientes de que esta vez el presidente no solo no vetaría sino que supondría un ejemplo del cambio en este sector que quiere Obama.

La ampliación de SCHIP supone que hasta el 2013 3,5 millones de niños se unirán a los 7,4 que ya forman parte del programa, en un esfuerzo presupuestario que se estima en unos 25.500 millones de euros que se sufragarán casi íntegramente con un aumento de los impuestos que gravan un paquete de tabaco.

La ampliación de SCHIP va más allá de lo que vetó Bush, ya que incluye una provisión que permite a los inmigrantes legales menores de 21 años formar parte del programa inmediatamente, y no tras un periodo de cinco años, como hasta ahora.

La nueva ley salió adelante gracias a los demócratas. La mayoría de republicanos se opusieron porque la creen el primer paso hacia "una sanidad socializada" al estilo europeo. En algunos estados como Nueva Jersey y Nueva York podrán formar parte del programa familias con ingresos anuales de 68.000 euros. "El debate es: ¿Queremos un programa sanitario infantil que cubra a todos los niños de EEUU con dinero público sin que importe su capacidad de pago?" dijo Joe Barton, congresista republicano.

SOCIEDAD DECENTE Cambiando niños por adultos, ese es el debate sanitario. A ellos, Obama respondió al firmar la ley: "En una sociedad decente, hay ciertas obligaciones que no están sujetas al mercadeo o la negociación". La sanidad, universal y al alcance de todo el mundo es, a juicio del presidente, una de esas obligaciones, en línea con su concepto de que la sanidad "debería ser un derecho".