América, estos no son tiempos para pequeños planes". Ante casi 80.000 personas, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, se presentó el jueves por la noche (madrugada de ayer en España) como un ejemplo de que el sueño americano funcionó en algún momento y como el mejor garante de que ese sueño, que cree "amenazado", renacerá. Tras cuatro días de convención en Denver, Obama ha reafirmado los pilares con los que planea llegar a la Casa Blanca: cambio de la forma de hacer política, defensa de la clase media frente a las grandes empresas y multilateralismo en política exterior.

El discurso de Obama fue elogiado por igual por demócratas y algunos republicanos, y recibido en la prensa con una profusión de adjetivos elogiosos en los que abundaba "histórico". Histórico porque es el primer negro en aspirar a mudarse al Despacho Oval, a pesar de que no hizo referencias a la cuestión racial. Fue un discurso de un nuevo Obama, alejado de los fuegos artificiales retóricos, al ataque contra John McCain, seductor con la clase media y reivindicador de lo mejor de EEUU.

EL GOBIERNO NO FUNCIONA Obama se presenta con la idea de que las cosas no están funcionando. El Gobierno, afirma el candidato demócrata, no puede solucionarlo todo, pero sí debe llegar adonde la gente no puede por sus propios medios y, sobre todo, no lastrarla. Eso es algo que tras ocho años de Administración de Bush no ha ocurrido, y McCain es la continuación.

La consecuencia es que el "sueño americano está amenazado" por un gran abanico de motivos. Por cuestiones económicas, con la crisis de las hipotecas y el aumento de los precios del combustible. Por cuestiones culturales y de valores, con el país atascado en un debate interminable entre pro y antiabortistas, entre pro y antiarmas, entre pro y antimatrimonios homosexuales. Por cuestiones sociales, como el sistema sanitario privado que deja a 50 millones sin poder ir al médico si no es de urgencias, o la Seguridad Social, que está al borde del colapso. Por cuestiones de política exterior, con la guerra de Irak impidiendo dedicar recursos en Afganistán, con la reputación de EEUU en el mundo dañada por Guantánamo, cárceles secretas y guerras innecesarias. Y por cuestiones políticas, con demócratas y republicanos (lo que se llama "Washington" en la política estadounidense) pervirtiendo el sistema de equilibrio de poderes establecido para convertirlo de hecho en un sistema bloqueado que dirigen los lobis y los "grupos de presión".

Eso es contra lo que se presenta Obama y a eso se refiere con "cambio". Por eso en Denver esta semana se habló de bipartidismo para afrontar los retos. Por eso todos los oradores demócratas empezaban sus críticas a McCain destacando su amistad con el senador republicano y honrando su servicio en Vietnam, donde fue prisionero de guerra. Pero el cambio por sí no sirve de mucho (John Kerry también hablaba de cambio en el 2004). Por eso, Obama intentó ser concreto en su discurso, prometiendo rebajas fiscales para las clases medias y comprometiéndose a reducir la dependencia del petróleo en el 2010.

En política interior, Obama se ha presentado como un demócrata clásico que cree en los grandes programas públicos. Propone un new deal verde en el que se invertirían miles de millones en 10 años para crear un virtuoso sector económico verde : reducir la dependencia del petróleo y luchar contra el cambio climático. En política exterior, su apuesta es por el multilateralismo. Su mensaje de cambio y su apelación al sueño americano es muy potente.