Se acabó la fiesta de la toma de posesión (entrada la madrugada) y ayer ya fue el día de empezar a trabajar. Con una agenda mucho más repleta de lo que es habitual en el primer día de un presidente, Barack Obama aprovechó su primer día en la Casa Blanca para suspender (de momento, temporalmente) las comisiones militares de Guantánamo, firmar sus primeras órdenes ejecutivas para acabar con "la era del secretismo en Washington" y establecer nuevas normas éticas, y reunirse con su equipo económico y de seguridad con la crisis económica e Irak como los temas más trascendentes. El denominador común de sus primeras decisiones fue marcar claras diferencias con su antecesor, George Bush.

La más llamativa de la decisiones se produjo el mismo martes por la noche, cuando Obama y su esposa, Michelle, danzaban en los bailes de gala organizados a lo largo de Washington. Entonces, por orden del presidente, la fiscalía presentó peticiones a dos jueces militares para que suspendieran temporalmente los juicios a seis detenidos en Guantánamo. Ayer por la mañana --y ante el desmayo de algunas asociaciones de víctimas del 11-S--, dos jueces decretaron la suspensión durante 120 días de las comisiones militares en la base de la isla cubana. Entre los juicios suspendidos se encuentra el de Jalid Sheij Mohamed, considerado el cerebro de los atentados del 11-S.

BORRADOR DE LA ORDEN La suspensión parcial de los juicios se considera el aperitivo de la orden ejecutiva que decretará el cierre de la prisión en el plazo de un año. Ayer, la agencia AP publicó un borrador de esta orden ejecutiva, en la que se afirma que "es del interés de EEUU revisar si y cómo los individuos los presos en Guantánamo pueden ser juzgados".

El parón en las comisiones militares da tiempo a los equipos legales de la nueva Administración para poder estudiar cada uno de los 245 detenidos que hay en la cárcel, y decidir si deben ser liberados, enviados de regresos a sus países para que los juzguen allí o buscar una forma legal de presentar cargos contra ellos en EEUU.

A pesar de que el borrador de la orden ejecutiva ya está escrito, se desconoce cuándo lo firmará Obama, decretando oficialmente así la cuenta atrás de unos de los legados más infames (y más difícil de solucionar) que el nuevo presidente hereda de Bush.

La segunda gran decisión que tomó el nuevo presidente fue firmar una serie de órdenes ejecutivas que establecen las nuevas reglas éticas y de transparencia de su Administración. De nuevo se trata de una decisión tomada para marcar la frontera entre la era Bush y la era Obama. Bajo el mandato del republicano, la Casa Blanca se ganó la reputación de ser la más secretista de la historia por su negativa a hacer pública documentación, estuvo salpicada de numerosos escándalos (como el de la filtración de la identidad de una agente de la CIA) y varios miembros de la Administración estaban vinculados con empresas.

LOS LOBIS "Transparencia y el imperio de la ley serán las piedras de toque de esta presidencia", dijo Obama al anunciar las órdenes ejecutivas, que limitan el papel de los lobis prohibiendo los regalos y que un lobista puede trabajar en su Administración en el mismo tema al que se dedicó en un grupo de presión. También decretó que se congela el sueldo de los trabajadores de la Casa Blanca que cobren más de 77.700 euros anuales y prometió un acceso mucho mayor a los documentos oficiales. "Un documento no se mantendrá secreto simplemente porque yo lo quiera", dijo.

Pero la decisión que más puede diferenciar a Obama de su antecesor se estaba pergeñando anoche en la Casa Blanca, después de reunirse el presidente con su equipo económico. Obama convocó a una reunión al vicepresidente, al secretario de Defensa, a un representante del secretario de Estado, al embajador de EEUU en Irak y a los mandos militares implicados en la zona con un objetivo en mente: hacer buena su promesa electoral de retirar las tropas del país árabe en 16 meses.

En su discurso de investidura, la única promesa concreta de Obama fue esta. El presidente anunció que se hará con todas las precauciones posibles, pero la cuenta atrás en Irak parece haber empezado.