La colaboración militar de Estados Unidos con Yemen en la lucha contra Al Qaeda era un secreto a voces. Ahora, cualquier intento de mantener la discreción es ya imposible. Tras el atentado frustrado contra un avión de la compañía Northwest que volaba de Amsterdam a Detroit, Washington y Saná han empezado a buscar objetivos directamente relacionados con la organización de ese ataque y la Administración de Barack Obama estudia realizar, en colaboración con los yemenís, ataques militares de represalia.

Fuentes del Pentágono citadas por la cadena CNN insisten en que el nivel de implicación de EEUU estará coordinado con Yemen, pero reafirman también que buscan ya objetivos y que los atacarán si encuentran vínculos con Umar Faruk Abdulmutalab, el joven nigeriano que intentó el ataque suicida.

La discreción ha sido complicada desde que en noviembre del 2002 un misil lanzado por un avión no tripulado de la CIA acabó con la vida de seis supuestos terroristas en el desierto yemení. Aquel incidente hizo innegable la actuación de Washington en el país en operaciones secretas, por más que el Gobierno del presidente Alí Abdulá Saleh insista repetidamente en que es su Ejército el que libra la guerra contra los terroristas y tanto Saná como Washington traten de enmarcar su colaboración en términos de información de espionaje y ayuda en equipamiento y formación militar.

ANTIAMERICANISMO Ese intento de describir la cooperación militar más como alianza estratégica que operativa tiene lógica. Cuanto más visible sea la implicación de EEUU en Yemen más crecerá el antiamericanismo en el país. Y eso explica que el Gobierno de Saná trate de negar cualquier participación estadounidense en las dos últimas grandes operaciones contra Al Qaeda en la península Arábiga, libradas con dos ataques aéreos en supuestos refugios de terroristas en Yemen los pasados días 17 y 24.

Tampoco hubo ninguna noticia sobre la implicación estadounidense en la primera operación contra Al Qaeda en Yemen tras el atentado frustrado del día 25, que se desarrolló el miércoles en un escondite en la provincia de Hudaydah, una de las tres donde se refugian los terroristas.

GUERRA POLITICA Mientras a orillas del mar Rojo se intensifica una nueva guerra militar, en EEUU se ha desatado ya una política. El Partido Republicano ha hecho del atentado frustrado un arma con la que atacar a Obama y a los demócratas, un paso que se entiende porque el 2010 es electoral para congresistas y líderes estatales.

Los ataques a Obama contrastan con el apoyo que los demócratas mostraron a George Bush en el 2001, cuando el terrorista del zapato intentó hacer estallar un avión y Bush tardó seis días en hablar del ataque.