Fue un encuentro "muy constructivo" y con profusión de apretones de manos ante las cámaras. Después de calificar a Afganistán como el principal frente en la lucha contra el terrorismo, el candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Barack Obama, recaló en Bagdad, donde fue recibido por el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki. Consciente de que las autoridades iraquís no ven con buenos ojos una retirada precipitada del contingente militar norteamericano, Obama evitó mencionar ante Maliki su tan conocido plan de evacuar a la totalidad de los militares estadounidenses en un plazo de 16 meses, escudándose en el hecho de que no representa a la actual administración en el poder en Washington.

"Este asunto no lo hemos debatido. Obama no habló acerca de nada que afecte al Gobierno iraquí ya que no tiene ninguna capacidad oficial", proclamó el portavoz del Gobierno iraquí, Alí al Dabbagh. El pasado domingo, fuentes gubernamentales iraquís negaron que Maliki declarara a la revista alemana Der Spiegel que apoyaba la iniciativa de Obama de una retirada en 16 meses. Dabbagh ha dado a entender que está a favor de una retirada completa de las tropas estadounidenses de combate para el 2010, pero que ello dependía del desarrollo de la seguridad. En la actualidad, EEUU mantiene 140.000 hombres en Irak.

ARGUMENTOS REPUBLICANOS Con su viaje, Obama quería eliminar uno de los principales argumentos de su rival republicano para alcanzar la Casa Blanca el próximo noviembre: sus escasos viajes a Irak. Mientras el republicano ha viajado al país árabe en ocho ocasiones, el demócrata tan solo ha visitado Bagdad en una ocasión: en enero del 2006, un mes antes de que milicianos vinculados a Al Qaeda hicieran saltar por los aires la mezquita de Samarra, un ataque que sumió a Irak en una espiral de violencia sectaria de la que tan solo ahora comienza a salir.

La visita del senador estuvo rodeada del secreto por razones de seguridad. No se celebraron ruedas de prensa ni encuentros restringidos con los informadores. Obama viajó a Irak en calidad de miembro de una delegación del Congreso, y durante su estancia se reunió con el número dos en el escalafón militar estadounidense y con un general británico. Asimismo, se vio y departió con el general David Petraeus, comandante de las fuerzas de EEUU estacionadas en Irak. Los iraquís de a pie optan por mantener distancia ante las promesas de un hombre del que saben poco. Casi nadie cree que una hipotética llegada de Obama al poder cambiará su existencia, marcada por la precariedad.