El presidente de EEUU, Barack Obama, intentó hoy reconducir la situación con la oposición republicana en una nueva ofensiva política tras el desacuerdo por los recortes presupuestarios y, según afirmó hoy la Casa Blanca, el acercamiento continuará la próxima semana.

Obama invitó a un almuerzo privado en la Casa Blanca al legislador republicano y excandidato a la vicepresidencia, Paul Ryan, y al legislador demócrata Chris Van Hollen, para repasar las prioridades legislativas.

Ryan preside el Comité de Presupuestos de la Cámara de Representantes y Van Hollen es el demócrata de mayor rango en ese comité. Se trató de la primera vez que Obama se reúne con Ryan desde la campaña presidencial de 2012.

Durante su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, sugirió que estos encuentros ya estaban programados antes de que entraran en vigor los recortes.

Carney insistió en que la Casa Blanca no informa de cada llamada telefónica o reunión privada de Obama con los legisladores, pero que "parte del esfuerzo acá es fomentar un ambiente en el que estas conversaciones se puedan realizar de forma que permita un libre intercambio de ideas".

Así, el encuentro de hoy, que duró más de una hora, se produjo después de que el Congreso y la Casa Blanca no lograsen un acuerdo que evitara los recortes de 85.000 millones de dólares al gasto público, que entraron en vigor el viernes pasado y afectarán a toda la burocracia federal en lo que queda del año fiscal 2013.

Según un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, Obama tuvo una "discusión constructiva" con ambos legisladores para discutir un amplio abanico de temas, "incluyendo cómo responder a los retos del déficit y su propuesta de reemplazar los recortes y reducir el déficit de forma equilibrada".

Al compartir un menú compuesto de sopa de lentejas, róbalo y un guiso de verduras asadas, Obama "expresó su deseo de continuar un diálogo con ellos en las próximas semanas" sobre asuntos "de importancia para nuestra economía y la clase media", dijo.

Más adelante, Ryan emitió un comunicado en el que agradeció a Obama la "discusión franca sobre los retos presupuestarios de Washington", y agregó que "todos deben ser parte" del diálogo en torno a la deuda y el déficit estadounidenses.

"Necesitamos un debate abierto sobre la mejor forma de equilibrar el presupuesto y ampliar las oportunidades. Espero tener ese debate la próxima semana con propuestas presupuestarias específicas de los republicanos de la Cámara de Representantes y los demócratas del Senado", dijo Ryan, quien presentará sus propios planes presupuestarios el próximo martes.

En declaraciones a la televisión CNN, Van Hollen dijo, por su parte, que el encuentro fue únicamente entre los tres líderes "con un buen almuerzo y una muy buena conversación".

Lo que Obama pretende, según Van Hollen, es "abrir cada vía de diálogo para tratar de lograr" avances en la agenda legislativa.

El miércoles, la Cámara de Representantes aprobó una medida para financiar las operaciones del Gobierno en lo que queda del año fiscal 2013 que termina el próximo 30 de septiembre.

Sin esa medida, que debe ser aprobada por el Senado, el Gobierno se quedaría sin fondos el próximo 27 de marzo y se vería obligado a recortar las actividades menos prioritarias.

La Casa Blanca y el Congreso se preparan para otras batallas, incluyendo la de elevar el techo de la deuda, la reforma migratoria y el control de las armas.

Obama cenó en privado anoche con una decena de senadores republicanos, en un encuentro descrito como "cordial" por sus asistentes, también para abordar los asuntos presupuestarios.

En declaraciones a la CNN, Carney dijo que Obama continuará estos acercamientos la próxima semana en sendas reuniones con líderes demócratas y republicanos del Congreso.

Estos encuentros, de todas maneras, marcan un cambio de táctica de la Casa Blanca, tras la acritud del debate migratorio y en medio de recriminaciones mutuas de intransigencia.

Aunque los recortes instituidos el viernes pasado conforman apenas el 2,4 % del presupuesto federal, éstos afectan a un amplio gama de programas de ayuda social y de defensa, si bien los efectos se sentirán de forma escalonada.