Durante meses el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha buscado proyectar imagen de neutralidad e imparcialidad mientras el Partido Demócrata libraba su batalla de primarias para elegir el candidato que se enfrentará en las elecciones presidenciales previstas para noviembre a Donald Trump. Este martes, ya con Joe Biden como presunto nominado tras la suspensión hace una semana de la campaña de Bernie Sanders, Obama tiene previsto dar públicamente su respaldo a quien fue su vicepresidente.

Fuentes cercanas al expresidente han confirmado a los medios que el presidente colgará un vídeo oficializando su respaldo a Biden, un mensaje que llega 24 horas después de que el progresista senador de Vermont anunciara su apoyo a su antiguo rival.

Trabajo en la sombra

El paso de Obama era esperado y esperable. Y va a culminar meses de un esfuerzo por mantener distancias públicamente de la carrera, aunque en la sombra el expresidente ha estado implicado, y mucho. Como cuenta precisamente este martes 'The New York Times', el presidente durante meses se mantuvo en cercano contacto con líderes del partido para intentar evitar que se repitiera la prolongada y desagradable carrera de primarias de 2016 que libraron Sanders y la finalmente nominada aquel año, Hillary Clinton.

El rotativo relata cómo el presidente, una vez que estaba claro que Biden sería prácticamente con seguridad el nominado, llegó a decir a un amigo que necesitaba acelerar el desenlace y mantuvo al menos cuatro largas conversaciones con Sanders. Esas charlas, según fuentes cercanas al senador, jugaron un papel significativo en su decisión de suspender su campaña la semana pasada y dar su apoyo este lunes a Biden.

Un activo de campaña

Obama, según fuentes de su entorno, está dispuesto a hacer lo que la campaña de Biden pida de él, aunque según cuenta el Times también aconseja cautela para preservar su capital político y evitar la percepción de que de algún modo está acudiendo al rescate de Biden. Y su entrada en la campaña en cualquier caso va a dar ahora importantes herramientas a Biden.

Obama puede aportar su tirón y popularidad, aunque esos atributos no fueron suficientes para evitar la derrota de Clinton ante Trump. Pero además será trascendental, por ejemplo, su papel para recaudar fondos, una misión imrpescindible para enfrentar la bestial maquinaria y capacidad de recaudación de Trump, imparable incluso en medio de la crisis del coronavirus. Solo en el primer trimestre de 2020, la campaña de reelección del presidente y el Comité Nacional Republicano sumaron 212 millones de dólares a sus arcas.

Los seguidores de Sanders

El papel de Obama puede ser también fundamental para animar a algunos votantes de Sanders no convencidos por la candidatura de un moderado y representante del aparato como Biden. Ese respaldo es algo que les ha pedido el propio Sanders, pero no está ni mucho menos garantizado y el mismo lunes, por ejemplo, Briahna Joy Gray, que fue jefa de prensa de la campaña del senador, anunció en un tuit que no dará su apoyo a Biden, argumentándolo por la ausencia en su agenda de propuestas progresistas como la sanidad universal gratuita, la cancelación de toda la deuda estudiantil o un impuesto a las rentas más altas.

El peso de Obama ante esos votantes es una incógnita. Y el expresidente tendrá que calibrar su mensaje, especialmente porque se sabe que ha críticado, aunque sea veladamente, las políticas "revolucionarias" de Sanders y por ejemplo el otoño pasado en una cena privada mostró su opinión de que los votantes querían cambio pero no "tumbar el sistema".