Fue uno de esos debates en los que todo el mundo, para variar, expresa su satisfacción por cómo le han ido las cosas. En Oxford (Misisipí), en el debate que el viernes por la noche estuvo a punto de no ser y que marca el principio del fin de la carrera hacia la Casa Blanca, Barack Obama y John McCain no cometieron errores de bulto y tampoco se apuntaron un gran tanto sobre su adversario. Por tanto, y a falta de que las encuestas digan a quién ha beneficiado más el encuentro, un empate parece el veredicto más lógico de un debate que puso de manifiesto que los estadounidenses optan entre dos formas muy diferentes de concebir su país y el mundo.

Estaba previsto que el debate versara sobre política exterior, pero empezó centrado en la economía, dada la grave situación de Wall Street, la negociación aún en marcha en Washington sobre el plan de rescate bancario y el caótico espectáculo político que ambos partidos (y ambos candidatos, sobre todo McCain) dieron durante la semana. Sin embargo, poco difirieron los dos presidenciables respecto la necesidad del plan de rescate. Obama repitió los argumentos que su partido utiliza en el Capitolio mientras McCain se dedicaba a destacar la importancia del consenso en un momento tan grave.

INICIATIVA Fue en esta parte dedicada a la economía donde Obama tomó la iniciativa por primera y única vez durante el debate. Acusó a McCain de formar parte de la misma "ideología" conservadora sobre la economía desregularizada que ha llevado al colapso de Wall Street y vinculó al republicano con los ocho años de Administración de George Bush. Sin embargo, McCain llevó pronto el tema a los aspectos que más le interesan a él y que mejor resuenan entre el estadounidense medio: reducciones de impuestos y del gasto público.

Y cuando se pasó a hablar de política exterior, el punto fuerte de McCain, el senador por Arizona tomó la iniciativa y castigó sin piedad lo que calificó de "ingenuidad" e "inexperiencia" de su adversario. El héroe de la guerra del Vietnam se mofó de la idea de Obama de negociar con regímenes adversos como Irán, aleccionó al demócrata sobre la diferencia entre "estrategia y táctica", le acusó de preferir la derrota a la victoria en Irak y tuvo palabras muy duras contra la Rusia de Vladimir Putin. Obama aguantó el tipo, planteó de forma coherente su postura sobre por qué es necesario retirarse de Irak (para dedicar más esfuerzos al frente decisivo de la guerra contra Al Qaeda, que es Afganistán) y su visión del papel de la diplomacia en la política exterior estadounidense, pero no pudo evitar dar la sensación de que iba a remolque de su adversario.

ENCUESTAS Si la victoria y la derrota en un debate se valoran por las encuestas de urgencia de las televisiones cuando acaba el encuentro, Obama ganó: la CNN (51% para Obama, 38% para McCain), la CBS (39% Obama, 25% McCain) y la NBC (52% Obama, 33% McCain) coinciden en ello. Si el parámetro es si los candidatos lograron su objetivo, hubo un empate. McCain construyó de forma sólida su argumento de que Obama "no está preparado para ser el presidente de EEUU", mientras que Obama logró no desmerecer en el choque en política exterior contra un experto y poner de manifiesto que la opción en estas elecciones es entre el cambio y un nuevo presidente republicano, por mucho que McCain intentara cultivar su fama de francotirador.

En cambio, si el debate se mide en oportunidades perdidas, Obama no logró que una semana que no ha sido especialmente buena para los republicanos acabara aún peor. El demócrata no hizo sangre del sainete que organizó McCain con su decisión de suspender la campaña y no logró evitar que McCain ofreciera una imagen sólida. Ninguno de los dos perdió votantes, pero si alguno los ganó entre los indecisos no parece que ese fuera Obama. En el spin room (zona mixta) posterior al encuentro, David Plouffe, el mánager de la campaña del senador por Illinois, explicaba que los demócratas no esperan "un cambio substancial en las encuestas" tras el debate. Stephen Schmidt, el cerebro de la campaña de McCain, mostraba su satisfacción y destacaba que Obama se había pasado todo el tiempo "a la defensiva".

CAMPAÑA REÑIDA Ayer, el veredicto de los medios de comunicación estadounidenses coincidía en hablar de un empate que deja las cosas como estaban. Puede argumentarse que el empate perjudica a quien va por detrás en las encuestas, que en este caso es McCain, pero, tras una semana muy complicada, el candidato republicano protagonizó una actuación sólida y mucho más clara para el votante medio. La tendencia al barroquismo de Obama en los debates no juega a su favor en un formato donde estilo y formas son importantes.