Barack Obama llega esta noche a su primer discurso sobre el estado de la Unión ante el Congreso en su peor momento desde que se instaló hace un año en la Casa Blanca. Ahora su partido está obligado a trabajar el doble para poder aprobar su ambiciosa agenda de reformas en el Senado y, por primera vez, más de la mitad de la población no confía en su gestión de la crisis. Por eso, el presidente de EEUU centrará gran parte de su intervención en la economía y el empleo.

La consigna parece clara. Doce meses después de haber centrado los esfuerzos de su administración en frenar la caída libre en que se encontraba la economía y de haber rescatado a dos de los principales motores de la primera potencia, Wall Street y Detroit, ahora llega el turno de parar en seco la sangría de puestos de trabajo.