Barack Obama es, como puso de manifiesto el viernes el comité de selección del Premio Nobel de la Paz con su elección, el presidente de las buenas intenciones y de un nuevo y prometedor discurso lleno de posibilidad. Pero, igual que el galardón noruego provocó reacciones encontradas, lo hace la diferencia entre las palabras y los logros del mandatario estadounidense en la lucha por la igualdad sexual en su propio país.

El sábado, Obama se convirtió en el segundo presidente tras Bill Clinton en ofrecer un discurso en la reunión anual para recaudar fondos para Human Rights Campaign, el principal grupo activista por los derechos de los gais, lesbianas, bisexuales y transexuales en EEUU. En su discurso hubo un compromiso por poner fin a la discriminación, incluso en el Ejército del que es comandante en jefe.

Pero si su intervención de 25 minutos ante unos 3.000 invitados se vio constantemente interrumpida por clamorosos aplausos, el análisis posterior se inundó de lamentos por la falta de un calendario concreto para aplicar las promesas, muchas ya realizadas cuando era candidato.

"Inquebrantable" fue el adjetivo que eligió Obama para definir su ya compromiso con la abolición de "no preguntes, no digas", la política militar que obliga a los gais a ocultar su orientación sexual en el Ejército. "Terminaré con ella. Ese es mi compromiso", proclamó.

Obama se comprometió a "no aparcar asuntos de igualdad básica" y admitió no ser quién para pedir paciencia "de la misma forma que nadie podía aconsejar paciencia a los negros que pedían igualdad de derechos hace medio siglo". Pero aseguró que "se han hecho progresos y se harán más", tratando además de vincular a todos, incluyendo homosexuales, a sus prioridades en política doméstica (la reforma sanitaria, la respuesta a la crisis y la preparación de una nueva estrategia para Afganistán).

NO AL MATRIMONIO GAY Obama abogó por la igualdad más allá del Ejército y se comprometió a luchar por acabar con la discriminación en el campo laboral. Y aunque personalmente sigue rechazando el matrimonio homosexual, sí defiende la abolición de la Ley de Defensa del Matrimonio (que permite a unos estados no reconocer las bodas legales en otros) y dotar de los mismos derechos civiles a todo tipo de enlaces.

Obama se mostró confiado en que esta época se recordará como una "en la que como nación finalmente reconocimos que las relaciones entre dos hombres o dos mujeres son tan reales y admirables como las relaciones entre un hombre y una mujer", y pidió que nadie dude "de la dirección en la que vamos y del destino que alcanzaremos".

Pero los aplausos pronto quedaron ensordecidos por críticas como la de Aubrey Sarvis, director ejecutivo de un grupo de defensa de militares homosexuales, que emitió un comunicado lamentando: "Esta noche se ha perdido una oportunidad".