El presidente de EEUU, Barack Obama, está sopesando la posibilidad de lanzar un ataque militar limitado contra Siria, según publica este martes The Washington Post, que señala, que esta opción serviría para castigar al régimen de Bashar al Asad por usar armas químicas y al mimo tiempo evitaría a EEUU una implicación mayor en el conflicto civil que vive el país.

Citando fuentes cercanas a la Casa Blanca, el diario apunta que el ataque no duraría más de dos días y en él se utilizarían misiles lanzados desde el mar y se apuntaría a objetivos militares del régimen. La ejecución del ataque, añaden las fuentes, dependería de tres factores: el informe de los servicios de inteligencia de EEUU sobre el ataque químico de la semana pasada en Damasco, las consultas con los aliados y con el Congreso y de la necesidad de encontrar un amparo en las leyes internacionales. Aunque se busque el consenso, EEUU, al igual que el Reino Unido, no descarta una actuación aun sin contar con el aval de la ONU.

Obama ha iniciado ya consultas con los líderes de la comunidad internacional. Esta madrugada ha hablado con el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, sobre las posibles respuestas al presunto ataque con armas químicas que el pasado 21 de agosto causó, según la oposición siria, al menos 1.300 muertos.

Opciones de riesgo

Según los analistas, las opciones de Washington, que recibe presiones para actuar en Siria, son limitadas y cada una conlleva riesgos. Para Leslie H. Gelb, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, en inglés), la Administración Obama se aproxima a la inevitable "hora de la verdad" para frenar la violencia en Siria.

La opción militar "tiene poco apoyo en su Administración y entre los estadounidenses en general" --según una encuesta de The Washington Post entre sus lectores un 64% está en contra de intervenir en Siria-- , pero Obama debe hacer frente a tres cuestiones: la crisis en Siria ha puesto en riesgo la credibilidad de Estados Unidos; Washington tendrá que tomar una acción militar directa, aunque limitada, y Obama necesitará combinar el uso de la fuerza con "iniciativas diplomáticas", según Gelb.

Por su parte, Michael Doran, de la Institución Brookings, considera que Estados Unidos debe elaborar un plan a largo plazo para sacar del poder al presidente sirio, Bashar al Asad, "como parte de un cambio de régimen" en Siria.

Cautela tras Irak y Afganistán

Desde el Congreso, varios líderes republicanos ya advirtieron de que cualquier decisión de la Administración Obama respecto a Siria debe contar con la venia del Legislativo. El presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, el republicano Howard "Buck" McKeon, afirmó que el uso de armas químicas contra civiles es "inaceptable" y que "no se debe permitir que ningún régimen haga eso con impunidad". "Ahora que la credibilidad de Estados Unidos está en juego, el presidente debe actuar de forma decisiva", ha añadido.

La cautela de Estados Unidos en este conflicto es comprensible si se tiene en cuenta el hartazgo de los estadounidenses con las costosas guerras en Irak y Afganistán, y que la invasión de Irak se basó en parte en informes erróneos del servicio de inteligencia de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.