Cuando lo peor entra dentro de lo posible, un mal menor puede incluso saber a victoria. Y eso fue lo que sucedió a la hora de valorar los comicios presidenciales y provinciales celebrados ayer, en los que se jugaban mucho todos los dirigentes, organizaciones e instituciones implicadas en la pacificación y reconstrucción de Afganistán.

Desde el presidente estadounidense, Barack Obama, hasta los altos mandos de la OTAN, pasando por los principales líderes políticos afganos, todos se felicitaron del, según ellos, relativamente escaso número de incidentes armados, y calificaron la cita electoral de éxito, al tiempo que prefirieron pasar de puntillas sobre las primeras estimaciones de periodistas y ciertos observadores de una relativa baja participación electoral

"OPORTUNIDAD" Durante la jornada, según fuentes oficiales, se produjeron 135 ataques rebeldes que causaron 26 muertos, entre ellos nueve civiles y varios miembros de las fuerzas de seguridad. El presidente saliente, Hamid Karzai, felicitó a su pueblo por haber desafiado "a los cohetes y las bombas" para acudir a votar. "Es magnífico", proclamó. El jefe del Estado afgano ejerció su derecho al voto en un colegio electoral del centro de Kabul, rodeado de estrictas medidas de seguridad y acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, Rangún Dafdar Spanta. "Esta es la segunda vez que los afganos pueden elegir a su presidente; es una oportunidad para la paz y la estabilidad", proclamó. Karzai fue el primero de su colegio en votar, una media hora después de que este abriera, a las siete de la mañana (dos horas y media menos en España). Oficialmente, las urnas permanecieron abiertas hasta las cuatro de la tarde, aunque en algunos lugares se prolongó el horario de apertura.

La limpieza de los comicios ha sido puesta en entredicho por el tercer candidato en liza, un antiguo ministro de Karzai que acabó por abandonar el cargo y cuyo discurso es muy crítico con el presidente afgano. Ramazan Bashardost mostró en público lo fácil que era borrar del dedo la tinta supuestamente indeleble para evitar que los electores pudieran votar más de una vez. El aspirante ha hecho una campaña presentándose como el baluarte de los valores y la moralidad en la vida pública y el azote de la corrupción, mensaje que le colocó en tercer lugar en los sondeos de opinión.

PRUEBA DE FUEGO Para Obama, que llegó a la presidencia de EEUU con la promesa de dedicar mayores recursos y energías a lo que denominaba el verdadero frente de la lucha contra Al Qaeda (es decir, Afganistán y Pakistán), las elecciones de ayer constituían la primera prueba de fuego para su estrategia. El mandatario norteamericano calificó las elecciones de "éxito", al tiempo que subrayó que no era necesario realizar modificación alguna a su estrategia para traer la paz al país centroasiático. "Tenemos que concentrarnos en acabar el trabajo en Afganistán, pero ello va a requerir mucho tiempo", subrayó el dirigente. Preguntado acerca de la baja participación constatada en algunos centros de voto, el presidente de EEUU se mantuvo firme en su posición de que no habría cambios en la política seguida hasta ahora. "No veo la necesidad de ellos", subrayó.

El nuevo secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se unió al coro de voces que saludaron el desarrollo de los comicios afganos, y estimó que habían sido "un éxito desde el punto de vista de la seguridad". Recientemente, la Alianza Atlántica, durante un viaje a Afganistán para periodistas españoles, calificó en similares términos lo sucedido en Kabul, donde no se habían producido atentados de envergadura desde hacía meses. Lo ocurrido parece dar al traste con esta valoración.