La llegada a Honduras del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, provisto de un plan diseñado por los países del continente, abrió anoche nuevas perspectivas cara a solucionar la crisis provocada por el golpe de Estado del pasado domingo. El mandatario de facto, Roberto Micheletti, todavía se resistía al regreso al país del presidente derrocado, Manuel Zelaya, pero mostró su disposición a adelantar las elecciones previstas para noviembre. Micheletti dijo que Insulza era "bienvenido" en este país centroamericano y aseguró que, al menos, lo iban a escuchar.

Asimismo, el gobernante se manifestó "totalmente de acuerdo" con un adelanto de los comicios, "siempre enmarcados dentro de la ley", como una de las fórmulas para facilitar una salida a la situación provocada por la destitución y deportación de Zelaya. No obstante, señaló: "Yo preferiría que él no entrara en Honduras, para la paz y la calma. No quiero que haya una gota de sangre derramada por nuestro país".

ALENTAR A LA MULTITUD Por la mañana, antes de la llegada de Insulza, Micheletti salió de la Casa Presidencial para alentar a una multitud que rechazaba la vuelta de Zelaya. "El presidente Zelaya no puede volver a ser presidente", reiteró.

El mismo dirigió las consignas a gritar "¡Fuera Mel!" y "¡Democracia, democracia!" y acabó el mitin entonando con buena voz la Canción de la alegría. "Aquí está el pueblo", señaló, para destacar la oposición mayoritaria al presidente derrocado.

Zelaya se encontraba en El Salvador, a la espera de las gestiones de Insulza, quien apenas llegar a Tegucigalpa se reunió primero con las autoridades del poder judicial y la fiscalía. Esta acusa a Zelaya de cuatro delitos relacionados con la consulta con la que aspiraba a instaurar una Asamblea Constituyente tras las elecciones de noviembre. Si vuelve, dijo Micheletti, será detenido porque "tiene algunos delitos que pagar ante la justicia". El chileno Insulza llegó a Honduras "no para negociar", sino para "reinstalar al presidente, Manuel Zelaya, como primer magistrado de la nación", precisó la OEA, que el miércoles amenazó con expulsar a Honduras y dio a los golpistas un plazo de tres días para restituir a Zelaya en la jefatura del Estado. Aparte del adelanto de las elecciones, Micheletti solo coincidía con los países del área en que "no hay nada que negociar".

GESTIONES CONTRA RELOJ Sin embargo, distintos dirigentes latinoamericanos mostraron su confianza en las gestiones contra reloj de Insulza y afirmaron que ya se ha logrado un "clima de diálogo" para acabar con la crisis hondureña. Aunque solo los embajadores que colaboraron para delinearlo conocían el contenido del plan que la OEA proponía a ambas partes, distintos medios especulaban con las propuestas que José Miguel Insulza llevaba bajo el brazo. El adelanto de los comicios y la eliminación de los cargos contra el presidente depuesto se encontraban sin duda entre ellas.

¿TODOS A CASA? Quizá también formaban parte del plan de la OEA las renuncias inmediatas tanto de Zelaya, que se retiraría a su rancho, como de Micheletti, que facilitarían que el nuevo presidente del Parlamento, Alfredo Saavedra, asumiera la presidencia interina y formara un Gobierno de transición. Y entre las destituciones, la del jefe del Estado Mayor, el general Romeo Vásquez, que se enfrentó al presidente constitucional y acabó por derrocarlo. Si no, el ostracismo. Los manifestantes gritaban: "Mejor seis meses de presión que 20 años de represión".