Casi todos los días hay muertos y heridos por disputas familiares en Gaza, encontronazos entre las facciones, crímenes de honor o mal uso de las omnipresentes armas de fuego. Solo este mes han sido asesinadas 16 personas y 80 han resultado heridas, entre ellas ocho niños, según el Centro Palestino para los Derechos Humanos. Para colmo, se han generalizado los ataques a la propiedad privada.

Ayer le tocó el turno al único colegio internacional que queda en Gaza, una escuela estadounidense situada al norte de la franja. Decenas de hombres enmascarados colocaron antes del amanecer tres explosivos que destruyeron dos edificios del centro. Los agresores se identificaron como una facción de Al Qaeda, una constante últimamente cada vez que se producen ataques contra intereses occidentales. Sin embargo, tanto las fuerzas de seguridad palestinas como la mayoría de analistas independientes descartan la implantación del grupo terrorista de Osama bin Laden en Gaza, más allá de las meras simpatías.

El nuevo Gobierno anunció un plan para atajar la inseguridad, pero no despierta ningún tipo de optimismo.