Más de setenta organizaciones humanitarias que trabajan en Siria han decidido hacer piña y dejar de colaborar con las Naciones Unidas, tras acusar al organismo internacional de permitir que el régimen del presidente Bashar al Asad haya ganado "influencia de manera sustancial y significante" en los programas de ayuda, informa 'The Guardian'.

La semana pasada, el diario británico reveló que la ONU había adjudicado contratros por valor de decenas de millones de dólares a personas cercanas a Asad, incluso a empresas sirias que están sometidas a sanciones por parte de la Unión Europea y Estados Unidos.

Un total de 73 oenegés han firmado una carta conjunta en la que manifiestan su malestar y exigen una investigación a fondo que clarifique lo que califican de "manipulación" en la ayuda humanitaria a favor "de los intereses políticos del Gobierno sirio" que impide que lleguen suminitros a otros zonas sitiadas, las que están fuera de su control.

Entre los grupos firmantes de la carta está la Defensa Civil Siria, cuyos miembros son conocidos como "Cascos Blancos", encargados de atender a los civiles que quedan atrapados en los edificios destruidos por los bombardeos.

FALTA DE INFORMACIÓN

La decisión de las oenegés supone, en la práctica, que la ONU pierda a partir de ahora capacidad para conocer lo que está sucediendo en el norte de Siria y en las zonas controladas por la oposición, donde la mayoría de las organizaciones humanitarias trabajan.

Las oenegés no solo manifiestan su desconfianza en la ONU sino también en la Media Luna Roja Siria (SARC). "Hemos perdido la esperanza en que las agencias de la ONU basadas en Damasco y la SARC tomen acciones concretas para proteger a la población contra la violaciones de los derechos humanos o eviten la evacuación forzosa de personas de algunas zonas", dice la carta. "La manipulación del régimen sirio y la complacendia de la ONU han ido de la mano y como resultado la población siria ha sufrido aún más", añade la misiva.

Las oenegés mencionan casos concretos para justificar sus críticas a la ONU. "Entre noviembre del 2015 y mayo del 2016 murieron 65 personas por malnutrición en Malaya, donde la prohibición de llevar a cabo una evacuación médica impidió salvar muchas vidas. Madaya es un ejemplo de como millones de sirios permanecen sitiados y con una limitación extrema a ser evacuados".

La ONU ha defendido en numerosas ocasiones las operaciones que lleva a cabo en Siria y ha insistido en que su actuación ha sido y es imparcial.