Esto no debía haber sucedido nunca". Con voz contrariada, Khudadad Erfani, jefe de distrito de Shindand, colgó anoche el auricular, poniendo fin a una corta conversación telefónica con este diario. Una ofensiva lanzada por las tropas de EEUU contra los talibanes y en la que murieron más de 130 personas provocó una verdadera revuelta popular contra la presencia militar extranjera en este distrito del oeste de Afganistán, en la zona de responsabilidad española. Shindand, donde en febrero murió en un atentado la soldado Idoia Rodríguez Buján, a 120 kilómetros de Herat --sede de la principal base del contingente español en Afganistán-- hervía ayer de indignación ante la presencia militar extranjera.

"Ahora todos se han unido para enfrentarse a los extranjeros", bramó el jefe del distrito de Shindand. "Aquí no hay talibanes, es la gente del pueblo la que lucha contra los americanos porque nos atacan", clamó Abdul Ghafor, un residente local. Los combates de los últimos días son los más intensos vividos en esta región tras el despliegue de las tropas españolas.

VERSIONES DISPARES Las versiones de lo sucedido en los últimos días no tienen nada que ver según procedan de fuentes militares estadounidenses o locales. Eso sí, portavoces del Ministerio de Defensa español insistieron en que los soldados españoles no habían participado en las acciones militares, y no confirmaron el anuncio, en Madrid, de un portavoz socialista de que se había prestado asistencia en Herat a dos militares afganos que participaron en la ofensiva.

El comunicado emitido desde la base estadounidense de Bagram informó de dos batallas que se desarrollaron durante la pasada semana en el valle de Zerkoh, al sur de Shindand y en las que participó la aviación. En la primera murieron "49 combatientes talibanes", en la segunda perecieron "87 talibanes" debido a los enfrentamientos que se prolongaron "14 horas".

Lo anunciado por el servicio de prensa de la base estadounidense de Bagram difiere de las informaciones recogidas por teléfono de fuentes civiles y dirigentes locales en Shindand. "Han matado a mucha gente, las cifras no están claras", explicó Abdul Ghafor, un residente local que había participado en la manifestación de ayer en Shindand que degeneró en una batalla campal. Durante la marcha, fueron asaltadas e incendiadas parcialmente la sede del gobernador y un cuartel policial.

Ante los desórdenes, la policía se vio obligada a enviar refuerzos para controlar a los revoltosos y para impedir más destrozos. Al caer la noche, la población de Shindand había podido recuperar una tensa calma, aunque una veintena de personas habían resultado heridas en los enfrentamientos con la policía.

EL MIERCOLES Los combates de mayor envergadura en el oeste de Afganistán de los últimos años comenzaron el pasado miércoles, cuando fuerzas estadounidenses irrumpieron y registraron varias casas de familiares de un poderoso señor de la guerra asesinado el pasado año en una lucha de clanes. "Esto indignó a la población y fue la principal razón por la que estallaron los combates", dijo Khudadad Erfani, máximo dirigente local del distrito de Shindand.

Pese a las afirmaciones de los civiles de que no hay talibanes en Shindand, el jefe de distrito llegó a contradecirlas al reconocer que milicias insurgentes habían solicitado la cooperación de los civiles, que se "negaron". Los enfrentamientos con las tropas de EEUU y la revuelta civil hacen hincapié en la escalada violenta que sufre la región.