Con la llegada del buen tiempo, los combates entre talibanes y fuerzas occidentales en Afganistán retoman intensidad. El país centroasiático vivió ayer una jornada especialmente violenta en la que un terrorista suicida mató al menos a 21 personas en un mercado de la provincia de Uruzgán, mientras los enfrentamientos armados en Helmand, en el sur, se cobraban la vida de 40 insurgentes, según fuentes de la coalición militar bajo mando de EEUU. En el este, junto a Pakistán, nueve militares de EEUU fallecieron en combates.

El kamikaze, a bordo de una moto, hizo estallar su carga al paso de un coche policial en un mercado de Deh Rawud: 17 civiles y cuatro agentes murieron. Otros 37 civiles y cinco policías sufrieron heridas. En lo que va de año, 800 civiles han muerto en Afganistán.