Afirmó en una ocasión el conocido consejero de Gas Natural Felipe González que los expresidentes del Gobierno son como los jarrones chinos: valiosos, pero con los que nadie sabe qué hacer. Menos mal que es así, porque al no menos famoso asesor de Endesa José María Aznar se le ocurrió ayer decir que España está intervenida "de hecho" y solo falta que lo sea "de derecho".

Visto lo visto esta semana en los mercados, Aznar ha pecado, como poco, de escaso sentido de la oportunidad. Los inversores hicieron ayer oídos sordos a sus acusaciones hasta tal punto que el Ibex 35, pese a haber subido el 9,88% en las tres sesiones anteriores, no sufrió la habitual recogida de beneficios de los viernes.

Pero no hay que relajarse. Los inversores están instalados en un ciclotímico estado de nervios desde hace meses y, tal y como esta semana han pasado del pánico a la euforia, pueden desandar el camino.

Joaquín Almunia, comisario europeo de Competencia, lo advertía ayer. La crisis del euro, apuntó en Lisboa, puede trasladarse de la periferia geográfica de la Unión al centro, por lo que es necesario que los países cumplan de forma inflexible su compromiso de reducir el déficit y que las autoridades comunitarias sigan tomando medidas. En particular, impulsar la ampliación y flexibilización del fondo de rescate. La apuesta de Bruselas por esta medida ha sido el detonante del paroxismo comprador de los últimos días, así que habrá que estar atentos a que los líderes europeos no recaigan en sus habituales disputas y contradicciones en las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin de este lunes y martes. También a Grecia, que tratará de colocar 500 millones de euros en letras.

Pero eso será la semana que viene. Gracias a la buena apertura de Wall Street, propiciada por unos resultados de J. P. Morgan mejores de lo previsto, el Ibex 35 subió el 0,14%, hasta los 10.385,1 puntos. Durante la semana ha ganado el 8,26%, su mejor registro desde julio del año pasado y muy por encima del resto de Europa.

La prima de riesgo --probabilidad de impago que percibe el mercado-- sigue en mínimos dentro de los máximos (229 puntos). El fantasma del rescate se atenúa, pero no desaparece.