Los grupos armados iraquís intensifican sus atentados a tres semanas de las elecciones legislativas. Dos ataques con explosivos, uno de ellos suicida, acabaron ayer con la vida de alrededor de 50 personas. En el más mortífero, un kamikaze que conducía un coche bomba se inmoló frente a un hospital. En el momento de la explosión, personal cívico-militar estadounidense estaba repartiendo juguetes a los niños ingresados en el centro sanitario, según dijeron fuentes de la policía iraquí.

El atentado se produjo en la ciudad de Mahmudiya, a unos 30 kilómetros al sur de Bagdad, en la zona conocida como triángulo de la muerte . La explosión mató a 34 personas, entre civiles, personal del hospital y miembros de las fuerzas de seguridad iraquís.

POR CONTROL REMOTO El segundo atentado se produjo en Hilla, a 100 kilómetros al sur de Bagdad. En esta ocasión, el coche bomba, accionado por control remoto, estaba aparcado junto a un puesto de bebidas de un mercado, a un centenar de metros de una comisaría. Al menos 11 personas murieron, aunque otras fuentes redujeron a tres los muertos. El Ministerio de Defensa anunció el arresto de dos personas cargadas con juguetes bomba.