Los habitantes de Alhucemas ya no aguantan más. Las protestas populares se generalizaron ayer en toda la región al tiempo que se multiplicaron los saqueos de camiones con ayuda. Ayer, miles de rifeños salieron a manifestarse por las calles de las localidades afectadas por el terremoto, que el martes causó 571 víctimas. Al grito de "Gobierno, ladrón", exigían a las autoridades la entrega inmediata de la ayuda internacional que ha llegado a la región.

La manifestación más importante se produjo en Alhucemas, donde hay escasez de pan, ya que, por tercer día consecutivo, las panaderías siguen cerradas. A mediodía, 2.000 personas marcharon hasta la wilaya (el Gobierno Civil) cantando eslóganes incendiarios que apuntaban a las más altas instancias del Estado. "¿Dónde está el dinero del pueblo?", coreaban unos. "Se lo han gastado en fiestas y lo han enviado a bancos en Suiza," respondían otros.

Tras una asamblea popular en plena calle, los manifestantes marcharon atravesando varios cordones policiales, que no pudieron frenar a la multitud. Para no radicalizarlos, la policía evitó intervenir y se limitó a acordonar la wilaya.

IGUAL QUE EN 1994 Los rifeños se quejan de que las autoridades no distribuyen la ayuda que ha llegado en los 21 aviones, cinco de ellos enviados por el Gobierno español, que hasta ahora han aterrizado en Alhucemas. "Hay militares y funcionarios que revenden la ayuda a las víctimas", denunció un vecino de Imzuren. Algunos habitantes acusan a los responsables marroquís de "robar" el material de ayuda. Nurdín Jatabi, un joven, advirtió de que está pasando lo mismo que en el seísmo producido en 1994. "Entonces también llegó ayuda pero la población no vio nada", recuerda y denuncia: "Meses más tarde vimos que en los zocos se vendía ese material humanitario".

LA REVUELTA DE LA CABILIA Para otros, el motivo del abandono de las autoridades es político. "El Gobierno marroquí está lleno de racistas que no nos ayudan porque ellos son árabes y nosotros imaziguen (bereberes) y siempre nos maltratan", dice Mohamed, un joven. Sea verdad o no, que la población empiece a pensar esto es muy grave para el poder central, ya que supone que se están resucitando las viejas rivalidades étnicas entre árabes y bereberes. De continuar así, el Rif puede contagiarse del espíritu de la revuelta de la Cabilia, en Argelia.

De hecho, en las múltiples manifestaciones celebradas tras el seísmo, muchos jóvenes mostraban los dedos índice, corazón y anular, simulando la letra zeta del alfabeto bereber, que simboliza la libertad. A pesar de que no hubo heridos, las concentraciones sirvieron como un mensaje a las autoridades. Según advierte el joven Abdelkrim, "si no llega la ayuda, las manifestaciones de hoy, mañana serán revueltas".

Ayer parecía que las autoridades marroquís por fin se activaban. Numerosos camiones de ayuda empezaron a recorrer la zona afectada. Para muchos, ya era tarde. Desesperados, varios remolques fueron saqueados en el aeropuerto. Hasta ahora, la asistencia del Gobierno ha sido insuficiente y a los núcleos más aislados sólo han llegado ONG como Movimiento por la Paz, Desarme y Desarrollo y Médicos Sin Fronteras.