La resistencia iraquí empieza a mostrar su verdadera magnitud. Las tropas de Estados Unidos se ven, hoy por hoy, incapaces de controlar la seguridad del principal oleoducto del país, que no entró en funcionamiento --tras la guerra-- hasta el pasado miércoles y ya el viernes sufrió su primer sabotaje, y otro el sábado. Que algunas tribus ´amigas´ vigilen las tuberías parece ser un sistema poco eficaz y Washington estudia la posibilidad de que compañías extranjeras de seguridad cumplan esa misión. Va a ser muy difícil obtener un rápido rendimiento económico del petróleo iraquí.