Una silla vacía, la del líder, en una reunión, la del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), simbolizó ayer la delicada situación por la que atraviesan las instituciones palestinas tras el ingreso de Yasir Arafat en un hospital militar de París. En la Mukata de Ramala, la OLP se reunió por primera vez en casi 40 años sin la presencia de Arafat y transmitió dos mensajes que se querían complementarios pero que sonaron contradictorios. El primero: que Arafat sigue al mando y que transmite sus órdenes desde París. El segundo: que todas las facciones palestinas deben mantenerse unidas.

Mahmud Abbas, el número dos de las OLP, presidió la reunión, que no pudo aislarse de la tormenta de filtraciones, comunicados y medias verdades, contradictorios entre sí, sobre el verdadero estado de salud de Arafat. La OLP, o por lo menos así lo dijo formalmente Abbas, lo tiene claro: "El Comité está en contacto con el presidente Arafat y seguirá recibiendo sus órdenes". Eso sí, Abbas efectuó un llamamiento a "todas las fuerzas palestinas a unirse y a trabajar de forma responsable".

REPARTO DE FUNCIONES Más que certificar el reparto de las funciones de Arafat entre el propio Abbas y Ahmed Qurei, el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), la reunión de ayer tenía como objetivo transmitir el mensaje de que no hay vacío de poder. El ministro de Negociaciones, Saeb Erekat, dijo que las instituciones palestinas seguirán trabajando bajo la lejana dirección de Arafat "hasta que el presidente se recupere".

Abbas toma el mando de la OLP y de Al Fatah, mientras que Qurei se hace cargo de la ANP y de las fuerzas de seguridad. "Es una división de responsabilidades temporal", insistió Erekat, señalando que "el reparto se ha efectuado según las leyes internas de cada institución".

Fuentes palestinas, no obstante, indicaron que el reparto de poderes es definitivo porque la salud de Arafat es peor de lo que se dice. La cadena CNN informó, citando fuentes cercanas al rais, que el líder no controla sus capacidades mentales y no puede tomar decisiones ni comunicarse coherentemente. Según informaciones procedentes de los servicios de inteligencia, no reconoce a los que le rodean.

Sin embargo, fuentes médicas negaron esta demencia y, desde París, se descartó que Arafat sufra leucemia. La versión oficial es que el líder ha mejorado en las últimas 24 horas, pero los médicos han pedido dos días para un diagnóstico definitivo.