La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifró ayer en 500.000 el número de heridos por el maremoto del 26 de diciembre y alertó de una "catástrofe sanitaria" si el agua potable no llega rápidamente a las zonas más afectadas, donde más de 50.000 personas podrían morir enfermas y sumarse a los 145.029 muertos oficiales que reconoció ayer un portavoz de la ONU.

"Si los problemas de distribución de agua potable y de saneamiento no se resuelven, tememos la aparición de epidemias", declaró la portavoz de la OMS, Fadéla Chaïb. Esta funcionaria negó que se hayan detectado casos de cólera, pero sí reconoció "un aumento de casos de diarrea en campos de desplazados en Sri Lanka y la India". "Una simple diarrea puede matar a un niño en horas si se deshidrata", alertó.

DESPLAZADOS HACINADOS En otras zonas han aparecido casos de neumonía y problemas respiratorios y estomacales por el hacinamiento de personas en campos de desplazados. En las próximas semanas podrían aparecer enfermedades como la malaria y el dengue transmitidas por los mosquitos que se concentran en las aguas estancadas, según informa Reuters.

A pesar de la llegada de medicamentos, equipos médicos y pastillas para depurar el agua, el problema está en la distribución. Las zonas más remotas son inaccesibles porque los tsunamis acabaron con las carreteras y puentes. En países como Sri Lanka, las lluvias tropicales entorpecen aún más la labor. "Los problemas para distribuir los víveres son aún enormes", aseguró el director del Programa Alimentario Mundial, Jeff Taft-Dick.

La ayuda sólo puede llegar en algunas zonas con helicópteros. "Hay tanta gente que tiene sed que algunas botellas de agua lanzadas desde helicópteros no van a solucionar el problema" se quejó Velnayakam, habitante del pequeño pueblo de Koddkaikallar. En otras aldeas se forman colas de más de mil personas para acceder a agua y comida".

La distribución de ayuda se vió ayer afectada, además, por el accidente de un avión al aterrizar en el aeropuerto de Aceh (Indonesia). Este aeródromo tuvo que ser cerrado durante varias horas, impidiendo el aterrizaje de decenas de aparatos con ayuda que debía distribuirse.

En algunas ciudades, la ayuda no ha llegado por las dificultades de acceso a las urbes. "El número de víctimas en Meulaboh es inimaginable", dijo Aitor Lacomba, director de una ONG en Indonesia. Se cree que un tercio de la población (120.000 habitantes) ha muerto. Varios equipos de Cruz Roja están en las afueras, pero aún no han podido entrar en la ciudad. "Todavía puede haber miles de cuerpos bajo las ruinas", explicó una responsable de esta entidad.