La Administración de George Bush recibió ayer un tremendo varapalo en Washington, donde la ONG Human Rights Watch (HRW) presentó un informe que acusa a EEUU de haber empleado "deliberadamente" la tortura como elemento central de una "estrategia" apoyada por las altas instancias del Gobierno. "La lucha contra el terrorismo es central en la causa de los derechos humanos, pero usar tácticas ilegales contra supuestos terroristas es erróneo y contraproducente", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de la ONG.

Roth denunció que esas tácticas alimentan el reclutamiento de nuevos terroristas, desaniman a ciudadanos e instituciones a participar en la lucha antiterrorista y crean lagunas de detenidos que no podrán ser juzgados. El informe anual de HRW analiza la situación de los derechos humanos en 70 países, y aunque en el 2005 también hubo denuncias en China y en la Unión Europea (UE), el golpe a EEUU es de los más fuertes.

"En el 2005 quedó preocupantemente claro que el abuso de detenidos se ha convertido en parte deliberada y central de la estrategia de la Administración de Bush para interrogar a sospechosos de terrorismo", reza el informe.

OPCION POLITICA Según el informe, esos abusos reflejan una opción política deliberada aceptada por los líderes. Para probarlo se citan hechos concretos, como la amenaza de Bush de vetar la propuesta de ley que condenaba y prohibía el "tratamiento cruel, inhumano o degradante" de los detenidos. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, rechazó las conclusiones de un informe que reconoció no haber leído.