Tres meses después de confirmar con "pruebas claras y contundentes" que en el suburbio de Ghuta se usaron armas químicas contra niños y civiles, los inspectores de las Naciones Unidas han ratificado al menos otras cuatro instancias de probable uso de armas químicas en Siria.

El documento de 82 páginas que el equipo de inspectores dirigidos por el sueco Ake Sellstrom entregó el jueves al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, es mucho menos contundente que el informe de septiembre centrado exclusivamente en Ghuta. Aquel finalmente elevó la presión sobre el régimen sirio y obligó a Bashar el Asad a comprometerse con el desarme de ese tipo de arsenal.

Esta vez se habla de cuatro instancias, aparte de Ghuta, en las que hubo "uso probable" de gas sarín. Una sucedió en marzo en Khan al Asal, otra en abril en Saraqueb y dos en agosto en Ashrafiah Sahnaya y Jobar. Las dificultades para acceder a algunos de esos escenarios y conseguir pruebas directas hace que los inspectores reconozcan no tener pruebas concluyentes. Y se habla de ataques en algunos casos a "pequeña escala", en los que en alguna ocasión las armas químicas atacaron a soldados.

Autoría por identificar

Ni cuando analizaron solo Ghuta ni en el análisis ampliado a otros seis incidentes los inspectores de la ONU han tenido mandato para identificar quién acometió los ataques. Mientras varios países occidentales apuntan a Damasco, el régimen de Asad y aliados como Rusia han señalado a los rebeldes como autores.

Ban presenta este viernes por la tarde el informe a la Asamblea General y el lunes hará lo mismo con el Consejo de Seguridad. Ya el jueves, al recibir el documento, recordó que "el uso de las armas químicas es una grave violación del derecho internacional y una afrenta a nuestra humanidad compartida. Debemos seguir vigilantes --dijo-- para asegurar que estas horribles armas son eliminadas, no solo en Siria sino en todos sitios".