El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dio largas ayer a la pretensión de EEUU de implicar a la institución en los planes estadounidenses para la transición en Irak. Durante dos horas y media de reunión en Nueva York, el virrey de la Casa Blanca en Irak, Paul Bremer; el representante británico, Jeremy Greenstock; el embajador de EEUU en la ONU, John Dimitri Negroponte, y una delegación del Consejo de Gobierno iraquí intentaron convencer a Annan de que enviara, de inmediato, una misión técnica al país para evaluar la posibilidad de celebrar elecciones antes del 30 de junio, pero no consiguieron el del secretario general.

Annan respondió que necesitaba más detalles para tomar una decisión como ésa, aunque se comprometió a dar una respuesta rápida. EEUU invadió en marzo Irak sin la aprobación de la ONU, que debió abandonar el país tras sufrir cruentos atentados en los que murieron decenas de sus trabajadores.

AMENAZA DE BOICOT El secretario general explicó que "el tema es si existen condiciones técnicas, políticas y de seguridad para la celebración de elecciones directas" en Irak de aquí al 31 de mayo. Esto es lo que reclama el ayatolá Alí al Sistani, que amenaza con boicotear el plan de transferencia de poderes de EEUU.

La idea de Washington prevé la elección por medio de asambleas locales de un parlamento nacional para finales de mayo, que a su vez se encargará de elegir un Gobierno provisional que reciba la soberanía e inicie, un mes después, el proceso constituyente del nuevo Irak. Sistani rechaza el sistema de asambleas locales y exige elecciones directas.

EEUU y Annan coinciden en que la falta de un censo electoral impide celebrar elecciones en apenas cuatro meses. Sin embargo, el secretario general explicó ayer que sus expertos podrían utilizar el listado de cartillas de racionamiento como censo.

EL RETO DE BUSH Las prisas repentinas del Gobierno republicano para salir de Irak se deben sólo a una cosa: la reelección a la que se enfrenta Bush en noviembre. Annan no se dejó amedrentar ayer y exhibió toda su diplomacia para no respaldar un proceso en cuya formulación no ha participado la ONU.

Como muestra del deseo de involucrar a la ONU en la espinosa posguerra iraquí, tras haberla ignorado antes de lanzar la guerra, Bremer expresó su deseo de que la organización "vuelva a jugar un papel en Irak y lo haga pronto". Pero el secretario general no se dejó convencer. Annan recalcó que "la amplitud de las actividades de la ONU en Irak continuará estando constreñida por la situación de seguridad durante algún tiempo".

Pese a su renuencia a despachar de nuevo a los delegados de la ONU a Irak, el secretario general afirmó que espera que la organización juegue "un papel importante" a partir de julio, para ayudar al Gobierno provisional iraquí a redactar la Constitución y organizar las elecciones previstas para finales del 2005.

La ONU proseguirá su labor en otras áreas en Irak, como la ayuda humanitaria, la recuperación y la reconstrucción del país.

TROPAS NIPONAS Mientras, en Japón, frente a una opinión pública mayoritariamente hostil, el primer ministro, Junichiro Koizumi, prometió ir hasta el final en el despliegue de soldados japoneses en Irak y admitió la posibilidad de que haya víctimas. "Si nos contentamos con una contribución material y abandonamos la ayuda humanitaria, no podremos asumir nuestra responsabilidad como miembro de la comunidad internacional", afirmó Koizumi.