Una docena de trabajadores de la empresa Tepco, que gestiona la central nuclear de Fukushima, gravemente dañada por el terremoto y posterior tsunami que el 11 de marzo afectó la costa noreste de Japón, han entrado este jueves por primera vez en uno de los reactores de la planta.Los operarios han accedido a la unidad 1 para instalar un dispositivo de purificación del aire que permita absorber las partículas radiactivas, algo que está dificultando las titánicas tareas para enfriar el reactor. Ataviados con máscaras, trajes protectores y pesados tanques de oxígeno, los 12 técnicos trabajarán por tandas en grupos de tres y cada uno de ellos permanecerá unos diez minutos dentro del edificio del reactor para evitar una exposición excesiva a la radiación. La misión consiste en conectar mediante ocho tuberías un sistema de ventilación instalado en la adyacente unidad de turbinas, mediante ocho tuberías.Tepco espera que el purificador pueda entrar en funcionamiento este mismo jueves y que opere durante tres días seguidos, para así rebajar el nivel de radiación y que los operarios puedan trabajar durante un tiempo más prolongado dentro del edificio del reactor.Se prevé que los trabajadores se expongan hoy a tres milisievert en la unidad 1 de Fukushima, donde el 17 de abril un robot detectó una radiactividad de 49 milisievert por hora. La legislación japonesa permite que en la situación de emergencia de Fukushima los operarios se expongan hasta a 250 milisievert anuales.Rebajar la temperaturaNadie había entrado hasta ahora en el recinto del reactor 1 de Fukushima desde la explosión por combustión de hidrógeno del 12 de marzo, un día después del terremoto y el tsunami que afectaron a la planta y causaron 14.785 muertos y 10.271 desaparecidos en Japón.En días pasados la compañía ha inyectado agua y nitrógeno en el reactor 1, lo que ha permitido disminuir la temperatura y la presión en el núcleo de la unidad, pero la meta es retornar el sistema de refrigeración a la unidad.Tepco ha estimado en tres meses el tiempo que se necesitará para devolver la refrigeración estable a los tres reactores dañados de la planta, y entre seis y nueve meses el periodo necesario para apagar su combustible nuclear. Si estos plazos se cumplen, en verano la dosis de radiación emitida por la planta se habría reducido de forma constante y hacia finales de año estarían por fin controladas sus fugas radiactivas.